martes, 25 de noviembre de 2014

Porque el papel lo aguanta todo...

Tan inútil es derogar la reforma del art. 135 de la Constitución por quien la impulsó, como mantener la reforma que se hizo en su día.

En primer lugar, esa reforma no entrará en vigor hasta 2020, así que, de momento, no es culpable de nada de lo que nos ocurre.

En segundo lugar, diga lo que diga la Constitución al respecto -lo de antes, lo de ahora o lo de después-, la prioridad en el pago de la deuda es una exigencia de hecho, no de Derecho. Sólo habría que impagarla para comprobar cómo el Estado del Bienestar, eso que el señor Sánchez el Inermitente quiere proteger con su nueva ocurrencia, se va al carajo. Sencillamente porque no podemos pagarlo a tocateja.

Si la reforma sirvió para algo, lo hizo en su momento, transmitiendo al mercado, en una tesitura económica muy complicada para nuestro país, un compromiso claro del Estado con nuestros acreedores. Pasado ese efecto, que sin duda fue útil, esa norma es un mero adorno que se limita a constatar lo inevitable. Y siendo así, ¿qué necesidad tiene el señor Sánchez de reformar la redundancia? ¿qué necesidad tiene de lanzar al mercado el mensaje contrario al que se lanzó en su día? Que no tenga valor práctico ese precepto no significa que eliminarlo no produzca un desvalor indeseable.

Si el señor Sánchez no quiere elegir entre pagar las deudas y pagar la Sanidad o la Educación, que no se limite a retirar el maquillaje de nuestra Constitución con el mismo bombo y platillo con el que su partido y él mismo la maquillaron, que no se quede en la superficie como hace siempre, que no se limite a sus ocurrencias populistas. Si quiere un Estado de Bienestar sostenible, que haga propuestas más imaginativas y elaboradas para crear empleo y riqueza en el país, única vía para no tener que elegir.

Porque el papel, aunque sea de Carta Magna, lo aguanta todo...


No hay comentarios: