"La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido, y como fue una indemnización en difi... en diferido en forma efectivamente de simulación de... simulación o de lo que "hubuera" sido en diferido en partes de una... de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social, es que si no hubiera sido...Ahora se habla mucho de pagos que no tienen retenciones a la Seguridad Social, ¿verdad? Pues aquí se.. es que se quido..., se quiso hacer como hay que hacerlo..." (Mª Dolores de Cospeda, atragatándose con el marrón, 25 de Febrero de 2013)
No sé si es más impresionante así, escrito, negro sobre blanco, o escuchado -algunos dirían que oído-, en blanco y negro. Elijan ustedes.
Ver publicada hoy la nómina de Bárcenas en la prensa y recordar la escena resulta aún más demoledor de lo que ya lo fue entonces.
Ahora sería otro buen momento para que Rajoy dé las explicaciones que, de seguro, va a volver a no dar. Por ejemplo, poniendo sobre la mesa el documento en el que la empresa -el PP-, y el trabajador -Bárcenas-, acordaron el despido y la indemnización en diferido que, dicho sea de paso, no tendría nada de ilegal si esa forma de pago es pactada entre la partes. O explicando cómo es posible que una indemnización por despido, aunque sea abonada en cómodos plazos, cotice íntegramente a la Seguridad Social, se le practiquen retenciones en el IRPF y contenga conceptos salariales como antigüedad, salario en especie o plus de puesto de trabajo. O aclarando por qué Bárcenas ha demandado al PP ante la jurisdicción social por despido improcedente si ya fue despedido en directo e indemnizado en diferido.
Visto lo visto, no están los tiempos para que se nos pida que creamos a quien no se explica, sin más argumentos que su presunción de inocencia, su palabra y su honor. Dice que no puede estar constantemente desmintiendo calumnias. Se equivoca. Puede y debe desmentir las calumnias. Y querellarse contra quienes las difundan tantas veces como sean necesarias.
La palabra y el honor se presumen, pero para presumir de ellas hay que esforzarse en mantenerlas impolutas.
No sé si es más impresionante así, escrito, negro sobre blanco, o escuchado -algunos dirían que oído-, en blanco y negro. Elijan ustedes.
Ver publicada hoy la nómina de Bárcenas en la prensa y recordar la escena resulta aún más demoledor de lo que ya lo fue entonces.
Ahora sería otro buen momento para que Rajoy dé las explicaciones que, de seguro, va a volver a no dar. Por ejemplo, poniendo sobre la mesa el documento en el que la empresa -el PP-, y el trabajador -Bárcenas-, acordaron el despido y la indemnización en diferido que, dicho sea de paso, no tendría nada de ilegal si esa forma de pago es pactada entre la partes. O explicando cómo es posible que una indemnización por despido, aunque sea abonada en cómodos plazos, cotice íntegramente a la Seguridad Social, se le practiquen retenciones en el IRPF y contenga conceptos salariales como antigüedad, salario en especie o plus de puesto de trabajo. O aclarando por qué Bárcenas ha demandado al PP ante la jurisdicción social por despido improcedente si ya fue despedido en directo e indemnizado en diferido.
Visto lo visto, no están los tiempos para que se nos pida que creamos a quien no se explica, sin más argumentos que su presunción de inocencia, su palabra y su honor. Dice que no puede estar constantemente desmintiendo calumnias. Se equivoca. Puede y debe desmentir las calumnias. Y querellarse contra quienes las difundan tantas veces como sean necesarias.
La palabra y el honor se presumen, pero para presumir de ellas hay que esforzarse en mantenerlas impolutas.
3 comentarios:
Flaco favor a la democracia española y todos.
Como reflexión colateral se me ocurre que determinados grupos "feministas" deben estar tragando sapos, ellas -y ellos- que aseguraban que las mujeres, en política, iban a aportar sensatez, honradez, y no sé cuántas cosas positivas más...
Lo "bueno· es que queda demostrado que todos somos iguales, para lo bueno y para lo mano.
Lo malo es que, las mujeres, en políticas, pueden ser tan corruptas como los hombres, ni más, ni menos.
Hala, ya me he despachado.
Bueno, realmente hay menos mujeres corruptas e inútiles en política. ;-)
Es cuestión de estadística, no de sexo... o de género, que diría algún giliprogre de la izquierda y de la derecha.
Saludos
Hoy venía un artículo en "El País" sobre la corrupción, en el que se explica que, pese a todo, el nivel corruptivo en España está más cerca del de Francia que del de Italia, aunque muy lejos de los países nórdicos.
También se apunta, como dato curioso, que la citada lista se hace atendiendo a factores como el número de sobornos entre particulares y funcionarios. Añade el autor que en España ese tipo de corrupción es mínima, pero que la que padecemos es a lo grande: entre altos cargos políticos que tienen poder para modelar leyes y establecer redes importantes de malversación de fondos.
No trato a las mujeres políticas peor que a los hombres. Por sus obras los conoceréis y, en esto, me temo, no hay diferencias entre ellas y nosotros.
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