lunes, 19 de agosto de 2013

De donde no hay... (LIV)

El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha dicho que "necesitamos examinar si legalmente podemos obligar a los bancos a trasladar ese dinero barato, al menos en parte, a la economía. Por supuesto, en términos favorables". Y ha apostillado que "no podemos permitir que las entidades tomen el dinero a un interés prácticamente cero del BCE sólo para apilarlo o invertirlo en su propio beneficio". Anda que el nivelito que hay también en la burrocracia europea...

A ver, señor Schulz, el negocio principal de los bancos es prestar dinero, y siendo ello así, ¿no cree que antes de decir una tontería de tal calibre deberían ustedes preguntarse por qué no prestan dinero los bancos? Porque a lo mejor no es porque no quieran...

Podría ser porque casi todos estan inmersos en un proceso de desapalancamiento -vamos, de liquidación de deudas-, obligados por el enorme riesgo que reflejan sus balances de cuando concedieron créditos a troche y moche espoleados por el dinero barato del BCE. O también por las nuevas normas de exigencia de capital. O porque no tienen a quién prestárselo con las suficientes garantías de devolución. O porque los Estados no hacen más que pedirles prestado, haciendo más atractivo a los bancos comprar deuda pública -que por cierto, es aceptada por el BCE como garantía para prestarles más pasta...-, que prestarle dinero al mecánico de la esquina; vamos, lo que se conoce como efecto expulsión o, dicho más fino, crowding out.

En cualquier caso, estamos donde estamos, entre otras razones, porque muchos bancos, muchos ciudadanos y muchos gobiernos han sido imprudentes. Los primeros, prestando sin una adecuada política de riesgos y gestionando mal sus balances, unas veces por codicia, y otras por enjuagues políticos. Y los demás, pretendiendo vivir por encima de sus posibilidades.

No es que tenga mucha importancia que al mercado financiero, el más intervenido del mundo con diferencia, pretendan imponerle ahora por ley qué tiene que vender, cuánto tiene que vender y a quiénes. Lo verdaderamente preocupante es que Europa esté gobernada por estos iluminados que ni siquiera se han preocupado por intentar comprender lo ocurrido en los últimos años.

Si el señor Schulz quiere que fluya el crédito en la economía, le apunto un par de ideas: más libertad y menos Estado. ¡A que no hay cojones...!


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