Admitirlo... ah claro, es que no le queda otra... al menos sabe de los estragos de la evidencia, por eso ya a estas alturas tiene que hacerlo. Y más claro el agua.
Es que Pepiño es único explicando lo obvio, amigo Panduro.
Pues sí, Juanma. Mejor nos reímos para no llorar.
Eso dicen de los alcohólicos, los drogadictos... y los ministros, querida Zapateiro. La sinceridad, cuando no es hija de la honestidad, suele ser bastarda de la obviedad.
No te preocupes, Karol_a, que pasado mañana dirá que hemos sacado de contexto lo que dijo.
¿Hacerse valer, Mangeles? ¿Y eso cómo se hace sin méritos propios? Vale, vale. Era una pregunta retórica. ;-)
Tu abuela tiene buen ojo, querida Dama.
Y la carne se hizo verbo... rrea, mi Capitán.
Como empiecen a ser sinceros, amigo Rafael, los corren a gorrazos. Aunque algunos ni así se enterarían...
Con permiso del Tato, copio y pego del artículo de hoy de Juan Manuel de Prada:
"... es como si, en mitad de un viaje en autobús, el conductor te confesara, entre desenfadado y coqueto, que se ha dejado las gafas de veinte dioptrías en casa y que además tiene un hormiguillo en los pies que le impide pisar el freno. ¡Qué deliciosa sinceridad!"
De Pero Grullo, mas verdad al fin y al cabo. Por no ser menos que Maese Rancio, aporto mi cita, del comienzo de "El laberinto de las aceitunas", de E. Mendoza:
"Señores pasajeros, en nombre del comandante Flippo, que, por cierto, se reincorpora hoy al servicio tras su reciente operación de cataratas, les damos la bienvenida a bordo del vuelo 404 con destino Madrid y les deseamos un feliz viaje"
Al Tato le encanta provocar. Por eso ha abierto esta taberna desde la que vierte sus opiniones, cuenta sus vivencias o reflexiona sobre lo humano, que lo divino le queda algo lejos. Acodado en la vieja barra de madera ennegrecida con aroma a vino rancio, barrica y salitre de altramuces, espera curioso la polémica, el comentario o la opinión de alguien que discrepe, que para alabanzas ya tiene uno su ego.
16 comentarios:
Eso lo explica todo.
Pues ya lo acaba de decir Panduro...eso es lo que hay, lo que tenemos y padecemos, querido.
Un abrazo.
Admitirlo es el primer paso.
Un saludo.
Admitirlo... ah claro, es que no le queda otra... al menos sabe de los estragos de la evidencia, por eso ya a estas alturas tiene que hacerlo.
Y más claro el agua.
Pues no...uno es Ministro porque lo llama el Presi...pero hay que estar muy cerquita del Presi, y hacerse valer mucho..¿no?
Besos TATO
Según mi abuela, por mi maleta de colegiala yo iba para ministra...
Jamás vi mejor título, lo que hay que tener es grandes habilidades bucale...ups, perdón, verbales.
Eso es una verdad como un cortijo de grande Tato, ¡mira que si esta gente empiezan a ser sinceros!
Un abrazo
Un ministro siempre es impresentable. Pepiño es imbécil.
Luego todos los imbéciles son impresentables, y desde luego ministros.
Es que Pepiño es único explicando lo obvio, amigo Panduro.
Pues sí, Juanma. Mejor nos reímos para no llorar.
Eso dicen de los alcohólicos, los drogadictos... y los ministros, querida Zapateiro. La sinceridad, cuando no es hija de la honestidad, suele ser bastarda de la obviedad.
No te preocupes, Karol_a, que pasado mañana dirá que hemos sacado de contexto lo que dijo.
¿Hacerse valer, Mangeles? ¿Y eso cómo se hace sin méritos propios? Vale, vale. Era una pregunta retórica. ;-)
Tu abuela tiene buen ojo, querida Dama.
Y la carne se hizo verbo... rrea, mi Capitán.
Como empiecen a ser sinceros, amigo Rafael, los corren a gorrazos. Aunque algunos ni así se enterarían...
¿Cuántos Mexican Mule llevas ya, Javier? ;-)
Besos y abrazos, queridos parroquianos
¿besos y abrazos?
Y el chupito gratis del finde, con tapita guay..¿?
Tato, ¡esto es una taberna¡
Con permiso del Tato, copio y pego del artículo de hoy de Juan Manuel de Prada:
"... es como si, en mitad de un viaje en autobús, el conductor te confesara, entre desenfadado y coqueto, que se ha dejado las gafas de veinte dioptrías en casa y que además tiene un hormiguillo en los pies que le impide pisar el freno. ¡Qué deliciosa sinceridad!"
No se puede describir mejor la situación.
Bueeeeenoooo, venga, Mangeles. Ahí va un café irlandés bien cargadito para preparar la noche.
Aquí sólo hay que pedir permiso paera irse sin pagar, amigo Maese. ;-)
Besos y abrazos
De Pero Grullo, mas verdad al fin y al cabo. Por no ser menos que Maese Rancio, aporto mi cita, del comienzo de "El laberinto de las aceitunas", de E. Mendoza:
"Señores pasajeros, en nombre del comandante Flippo, que, por cierto, se reincorpora hoy al servicio tras su reciente operación de cataratas, les damos la bienvenida a bordo del vuelo 404 con destino Madrid y les deseamos un feliz viaje"
Saludos.
dos cohones y se quea tan tranquilo
Con dos cojones y un palito, amigo Pepe.
Saludos
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