Cuando levantó la mano, la sintonía final se le colgó suavemente de su brazo con una mirada triste. Guardó silencio, miró el micrófono por última vez y desnudó su cabeza de susurros al oído dejándolos con ternura sobre la mesa. Todas las tardes desde hacía un año, cuando comenzaba el programa, se encerraba en su habitación y su imaginación hacía el resto. Ni un solo brote desde entonces, ni más voces extrañas en su cabeza, ni más noches en vela.
Bemoles
Hace 21 horas
19 comentarios:
La radio y la música calma muchos fantasmas, recuerdo una noche que me escuché la BSO de "La mujer de rojo" durante toda la noche sin pausa, cuando funcionaban las cintas de casette.
Menos mal que apareció Stevie.
A ver si te animas para el sábado 27 para salir en la radio del blog, sería un honor
Por fin energía positiva. Ya sabes que me encantan tus relatos y este es "inquietantemente" bello. Felices fiestas y que el año que viene te traiga cosas magníficas. Besos, Pilar
Sí, como dice Pilar, un relato "inquietantemente" bello. La radio, siempre la maravillosa e imprescindible radio...
Un abrazo. Feliz Navidad.
Amigo Juan, sólo he escuchado los primeros treinta minutos del programa y tengo pendiente el resto. Te felicito por la idea y por la inesperada calidad -disculpa la sinceridad- del programa, sobre todo para ser el primero. El honor sería para mí, pero seguramente no estaré en casa ese día. De todas formas, tomo nota del ofrecimiento y ya te diré.
Querida Pilar, te aseguro que cuando lo publiqué pensé que te gustaría, no tanto por su buena o mala calidad, como por eso de la energía positiva.
Y bienvenido a la taberna, Juanma. No te recuerdo por estos lares, así que, fiel a la tradición, a la primera invita la casa.
Hoy no hay abrazos, sólo besos, muchos besos y muchas felicidades para todos.
A veces la radio... ayuda y mucho.
Un abrazo querido Tabernero.
Feliz Navidad y que se cumplan todos sus sueños e ilusiones para el 2009.Saludos
P.D.Perdón por la ausencia pero he entrtado en una crisis de identidad y esoty un "mucho perdio"
A veces, ensartar varias palabras con hilo musical constituye una de las mejores terapias.
Un texto magnífico. Los echaba de menos querido Tato.
Un beso enorme.
La radio en mi vida está absolutamente, me aporta mucha felicidad, colaboro en un programa de radio, que apenas oye nadie, pero me aporta tanta felicidad que no podría decirte a qué se parece.
Será la magia de las ondas, el anonimato o la relación estrecha con el oyente, no lo se, pero es muy bonito.
Curiosamente, el viernes, venía sola en mi coche, de los Aljarafes tras una cena navideña a altas horas de la madrugada escuchando "hablar por hablar" y te aseguro que me entraron ganas de quedarme en el coche a dormir.
Me encantan tus cuentecitos. Me encantan.
Te deseo una muy Feliz Navidad, amigo.
Un abrazo.
Uf... Inquietante, sí.
¡Feliz Navidad!
Cuando era niño, cuando era joven, la radio me acompañaba hasta dormirme, día tras día. Ahora, en ocasiones, hay quienes e empeñan en no dejarme escuchar la radio y son otros sones (siempre distintos) los que me acunan. Pero el sonido de la radio nocturna siempre despierta en mí ese aire de nostalgia, y más en estas fechas. Un abrazo y feliz navidad, amigo Tato.
¡FELIZ NAVIDAD!
Un abrazo
Amigo Tato, en los microrrelatos sacas toda tu genialidad literaria. Un buen regalo de navidad, aunque sospecho que tú debes ser más de los Reyes Magos (o de las mamanoeles de Octavio...). Feliz Navidad, amigo tabernero.
Curiosamente estos últimos meses estoy "redescubriendo" la radio. Las cosas de la vida... o del trabajo.
A todo esto, felices fiestas, que hacía tiempo no dejaba mi huella por su taberna, lo cual no quiere decir que no me de un paseo obligado todas las semanas.
Saludos.
¡Feliz Navidad Tabernero y a todos los comentaristas de La Taberna!.
Quizás debiera escribir una entrada felicitando la Navidad a mis queridos parroquianos, pero no me sale. Con lo pragmático que soy a veces y lo cómodo que resultaría para zanjar de un plumazo las felicitaciones navideñas a todos... Pero ya ven.
Sé que mis asiduos, y también mis esporádicos, sabrán disculparme. A cambio, os deseo felicidad para casi todo el año, para casi todos los días, para casi todos los momentos. Y también algunos ratitos tristes, -poca cosa ¿eh?-, de ésos que nos permiten distinguir los momentos dulces, de ésos que nos bajan de las nubes, de ésos que nos empapan de humildad y nos ayudan a crecer.
Y gracias a todos por vuestros comentarios.
A mi querida Glauca, a la que siempre visito en silencio.
A Bogar y su crisis de identidad, cuyas propinas echo de menos.
Al aguaó, ¿qué puedo decir de mi querido aguaó, que lleva ya algunos meses estrenando sentimientos nuevos?
A mi querida Dama, siempre encantada y encantadora.
A María Azahar, esa dama renacentista.
A Néstor, mi letrado favorito, ¿se puede ser abogado y buena gente? Yo creía que no.
Al canalla de Octavio, cuyas inversiones en amores de previo pago le devuelven siempre intereses.
A Cibeles. A quien no tengo el gusto de conocer -¿o sí?-, y que últimamente deja muchas propinas.
A mi profe preferido, tan adulador como educado cuando de halagar de trata. Y no, tampoco soy de los Reyes Magos, ya sabes que a mí, la monarquía...
A Du Guesclin, el mariscal, con sus cosas de Sevilla.
A Pasión, que un día es un día, con sus comentarios/as a veces/as inmoderados/as y exagerados/as
Besos y abrazos a todos
Feliz Navidad para usted y los suyos.
¡Ésos Adjetivos!: Sr. Tabernero es de lo más que nunca me han dicho; me encanta.
Pero al final, soy una inquieta ola que se perderá en el Mar.
Y ojalá siga la cosa así.
Feliz Navidad mi querido Tato. Y gracias. Siempre gracias.
Un beso.
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