Cuando leí esta noticia me pareció tan increíble -la nómina de conductores y peones en Lipasam, no la noticia-, que me puse a buscar información. Primero se me ocurrió acudir a la página de Lipasam, la empresa municipal de limpieza de Sevilla, para ver su memoria anual. No existe memoria económica desde 2006, aunque de las páginas 12 y 17 de la memoria de RSC de 2011 pude extraer algún dato que servía para mi propósito: la pantilla media de 2011 fue de 1.571 trabajadores y la partida de personal ascendió a 67,6 millones de euros.
Con una simple división se concluye que el coste laboral medio anual por trabajador -incluyendo por tanto las cargas sociales-, ascendió a unos 43.000 euros. Si estimamos que las cargas sociales pueden suponer aproximadamente un 34% del coste salarial, el salario medio bruto por trabajador ascendió a unos 32.100 euros.
Aunque la cifra se aproxima bastante a la ofrecida en la noticia por el político de turno -en la que no se matizaba si los 30.885 euros incluían o no cargas sociales, aunque intuyo que sí-, quise echar un vistazo al Convenio Colectivo de Lipasam. Y es realmente alucinante.
Por ejemplo, haciendo algunos números para un peón -la categoría más baja-, recién incorporado a la empresa, sin antigüedad, sin prima de compensación de festivos, sin prima de prolongación, sin prima de rotación, sin premio extraordinario, sin plus nocturno, sin ayuda escolar y sin ayuda a familiares discapacitados -sí, créanselo, todo esto y algo más son los complementos de un trabajador normal en la empresa-, el salario bruto anual arroja un importe medio de 19.024 euros, unos 25.500 euros incluyendo cargas sociales. Y además, con una jornada laboral anual de 1.582 horas -la habitual en el sector privado es de unas 1.770-, 30 días laborales de vacaciones -lo habitual son 22-, 25 días naturales por boda, a disfrutar incluso con antelación -lo normal son 15 y a partir del día de la boda-, caseta en la Feria de Abril, complemento al 100% del salario en las bajas por enfermedad y otras nimiedades. Leánse, leánse el convenio colectivo y alucinen.
Todo un ejemplo, otro más, de buena gestión pública de los dineros de los ciudadanos. Y todo esto en un país que desde 2008 ha creado 100.000 puestos de trabajo en el sector público y ha destruido más de tres millones de puestos de trabajo en el sector privado. Y en el que el salario bruto medio anual para un peón -ocupación elemental lo denomina la Encuesta de Estructura Salarial del INE-, en el sector público es de 17.886 euros y en el sector privado de 13.276 euros.
Con una simple división se concluye que el coste laboral medio anual por trabajador -incluyendo por tanto las cargas sociales-, ascendió a unos 43.000 euros. Si estimamos que las cargas sociales pueden suponer aproximadamente un 34% del coste salarial, el salario medio bruto por trabajador ascendió a unos 32.100 euros.
Aunque la cifra se aproxima bastante a la ofrecida en la noticia por el político de turno -en la que no se matizaba si los 30.885 euros incluían o no cargas sociales, aunque intuyo que sí-, quise echar un vistazo al Convenio Colectivo de Lipasam. Y es realmente alucinante.
Por ejemplo, haciendo algunos números para un peón -la categoría más baja-, recién incorporado a la empresa, sin antigüedad, sin prima de compensación de festivos, sin prima de prolongación, sin prima de rotación, sin premio extraordinario, sin plus nocturno, sin ayuda escolar y sin ayuda a familiares discapacitados -sí, créanselo, todo esto y algo más son los complementos de un trabajador normal en la empresa-, el salario bruto anual arroja un importe medio de 19.024 euros, unos 25.500 euros incluyendo cargas sociales. Y además, con una jornada laboral anual de 1.582 horas -la habitual en el sector privado es de unas 1.770-, 30 días laborales de vacaciones -lo habitual son 22-, 25 días naturales por boda, a disfrutar incluso con antelación -lo normal son 15 y a partir del día de la boda-, caseta en la Feria de Abril, complemento al 100% del salario en las bajas por enfermedad y otras nimiedades. Leánse, leánse el convenio colectivo y alucinen.
Todo un ejemplo, otro más, de buena gestión pública de los dineros de los ciudadanos. Y todo esto en un país que desde 2008 ha creado 100.000 puestos de trabajo en el sector público y ha destruido más de tres millones de puestos de trabajo en el sector privado. Y en el que el salario bruto medio anual para un peón -ocupación elemental lo denomina la Encuesta de Estructura Salarial del INE-, en el sector público es de 17.886 euros y en el sector privado de 13.276 euros.
Con estos datos, ¿alguien puede dudar de que el sector privado es más productivo que el sector público, aunque sólo sea porque trabajan más horas y cobran menos?
2 comentarios:
Aparte del disparate que son en sí mismo estas nóminas como ejemplo de gestión del dinero público, tiene otras consecuencias.
Un peón con estas condiciones laborales no tiene ningún aliciente para dejar de ser peón. Con el tiempo ya va obteniendo ascensos -económicos, que no laborales- en forma de antigüedad y otros.
Al cabo del tiempo, pongamos quince años, habrá obtenido el equivalente económico a dos ascensos laborales haciendo la misma función original de peón. Es decir, cada vez empresa y peón son menos competitivos.
Cuando finalmente la situación se hace insostenible y estalla, el único horizonte laboral para esta persona es la prejubiliación o el paro permanente: ¿qué empresa privada va a contratar a un trabajador que lleva toda su vida laboral de peón?
Buenos días.
Sin duda Panduro, ésa es una de las muchas derivadas -y ninguna buena-, que se pueden extraer de estas situaciones.
Y fíjate lo que decía ayer el presidente del Comité de Lipasam que amenaza con la huelga: la huelga no es porque les hayan bajado un 5% los salarios o porque les hayan incrementado la jornada a 37,5 horas. No, la huelga, dice, es porque la empresa ha decidido, con buen criterio, que esas horas adicionales las va a acumular para reforzar el servicio en Feria y Semana Santa y ahorrarse así una pasta evitando contrataciones eventuales, y que no van a permitir que más de 400 familias que viven todo el año de esas contrataciones -¿todo el año?-, se queden sin trabajar. Y ya puestos, ¿por qué no reducen su jornada a la mitad -cobrando lo mismo, of course-, y así se da trabajo a 800 ó 900 familias más. O mejor, que se vayan a casa cobrando su sueldo íntegro y se contrate a 1.500 familias. Si es que...
Saludos
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