A uno, que siempre ha estado convencido de que entre las funciones del Estado no debiera figurar la de mantener el PIB o el empleo del país, se le ponen los vellos para colgar llaveros al escuchar a la Consejera de Hacienda del gobierno andaluz.
Lo que subyace en el fondo de sus argumentos es la creencia de que el sector público es más eficiente que el sector privado en la asignación de recursos, y que cada euro gastado por el Estado -y requisado previamente al ciudadano-, genera más PIB y empleo que ese mismo euro gastado por el sector privado. Realmente patético. Por cierto, no sé si el PP piensa lo mismo, pero actúa igual.
Aquí les he dejado un par de cortes, y aquí la comparecencia completa, de la señora Martínez Aguado -seguramente una magnífica médica de familia keynesiana-, en los que defiende el reparto del trabajo y afirma que "mantener el empleo público, más allá de que a alguien le parezca que un trabajador u otro pueda estar mejor o peor aprovechado, es un elemento básico para mantener la economía de nuestra tierra". ¡Con dos cojones!
Lo que subyace en el fondo de sus argumentos es la creencia de que el sector público es más eficiente que el sector privado en la asignación de recursos, y que cada euro gastado por el Estado -y requisado previamente al ciudadano-, genera más PIB y empleo que ese mismo euro gastado por el sector privado. Realmente patético. Por cierto, no sé si el PP piensa lo mismo, pero actúa igual.
Aquí les he dejado un par de cortes, y aquí la comparecencia completa, de la señora Martínez Aguado -seguramente una magnífica médica de familia keynesiana-, en los que defiende el reparto del trabajo y afirma que "mantener el empleo público, más allá de que a alguien le parezca que un trabajador u otro pueda estar mejor o peor aprovechado, es un elemento básico para mantener la economía de nuestra tierra". ¡Con dos cojones!
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