Resulta chocante escuchar a ese político catalán -tantas veces elogiado como brillante parlamentario, coqueto, eterno ministrable y con hechuras y discurso de fotochó-, decir cosas como las que ha dicho últimamente sobre los andaluces, los bares y el PER.
Claro, que si tenemos en cuenta que estamos en campaña electoral, que le hemos metido el dedo en el ojo -¡que una consejera de nuestra tierra vacile de que nosotros inauguramos nuevas residencias mientras los catalanes cierran asilos...!-, y que algo de razón no le falta, es entendible su discurso.
Porque uno, aunque sea muy crítico con ese discurso victimista y demagógico de los nacionalismos sobre las balanzas fiscales, no puede dejar de reconocer que con el porrón de miles de millones que le han llovido a nuestra tierra en las últimas décadas, estamos muy lejos de donde debiéramos estar. Probablemente porque hemos tenido unos gobernantes que se han dedicado a comprar nuestra dignidad con pólvora ajena; o porque es más cómodo para un pueblo adormecerse en la cálida mecedora de las subvenciones; o porque muchos piensan que las injusticias históricas cometidas en nuestra región -que haberlas, las ha habido-, nos otorgan patente de corso ad eternum. Probablemente sea por todo eso y algunas cosas más.
En fin, que menos golpes de pecho, y como dijo a principios del siglo pasado Rafel Gómez, el Gallo, ¡esos cojones en Despeñaperros!
Claro, que si tenemos en cuenta que estamos en campaña electoral, que le hemos metido el dedo en el ojo -¡que una consejera de nuestra tierra vacile de que nosotros inauguramos nuevas residencias mientras los catalanes cierran asilos...!-, y que algo de razón no le falta, es entendible su discurso.
Porque uno, aunque sea muy crítico con ese discurso victimista y demagógico de los nacionalismos sobre las balanzas fiscales, no puede dejar de reconocer que con el porrón de miles de millones que le han llovido a nuestra tierra en las últimas décadas, estamos muy lejos de donde debiéramos estar. Probablemente porque hemos tenido unos gobernantes que se han dedicado a comprar nuestra dignidad con pólvora ajena; o porque es más cómodo para un pueblo adormecerse en la cálida mecedora de las subvenciones; o porque muchos piensan que las injusticias históricas cometidas en nuestra región -que haberlas, las ha habido-, nos otorgan patente de corso ad eternum. Probablemente sea por todo eso y algunas cosas más.
En fin, que menos golpes de pecho, y como dijo a principios del siglo pasado Rafel Gómez, el Gallo, ¡esos cojones en Despeñaperros!
6 comentarios:
El Photoshop nada tiene que ver con esto, Tato. Es una leal y exigente herramienta que no tiene más límite que tu imaginación y conocimiento. Otra cosa son los filtros o efectos que trae de fábrica para todos aquellos que, pulsando un botoncito, se encuentran con algo que piensan haber hecho ellos. Ves uno y los has visto todos.
¿Acaso la planta, el afeitado, el brillo de la calva, los gestos suaves y el discurso amable de Durán i Lleida cuando sube a la tribuna del Congreso no encubren su verdadero rostro?
En fin, el Photoshop es como un lápiz, un lienzo o una guitarra: algunos los destrozamos directamente, otros intentan aparentar un falso virtuosismo sin el menor sentido del ridículo, y los menos hacen con ellos verdaderas obras de arte.
Saludos
Uno -aprende Trapiello- oye a los políticos catalanes hablar del PER y otras subvenciones, y claro que se indigna. Pero luego ve el espectáculo de los políticos andaluces, clamando como vestales por su virgo arrebatado -¡a estas alturas!- y se indigna más.
Me voy al bar, a ver cuantas peonadas me firman hoy.
Buenos días.
Pues eso mismo digo yo, que uno -sigue aprendiendo Trapiello-, pasa de la indignación a la indignación casi sin indignarse, más bien con resignación.
Por cierto, ¿pa qué te vas a ir al bar teniendo a mano una taberna, chiquillo?
Saludos
Me temo que Durán i Lleida, que pretendía ganarse un tratamiento masivo de Votox (votos eXtremistas) va a tener que conformarse con el photoshop.
Saludos
Pero el problema es que ya ha enseñado la patita, Juan Carlos...
Saludos
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