miércoles, 14 de abril de 2010

Anatomía providencial

Mañana va a llover, pensó mientras se frotaba con gesto de dolor el aparatoso juanete de su pie izquierdo. Pero en Las Vegas nunca llueve. Y aquellos taconazos de vértigo a los que se encaramaba a diario por causa de su trabajo terminarían por destrozarle la columna y desarmarle las falanges. Como el corsé, que apenas la dejaba respirar y le había mudado ya de sitio algunos de sus órganos. Por eso, cuando aquella madrugada salió del Hotel Flamingo de zanjar el último asunto de la noche, la certera bala ni siquiera le rozó el corazón.


8 comentarios:

maile dijo...

... Cerró los ojos e intento dormir a pesar del ensordecedor ruido y de las luces de color que atravesaban sus parpados. Aquel neon… cualquier día cortaría los cables y no volvería a despertarla en mitad de la noche.
Dio media vuelta y… “¡levántate… ya es la hora!
Vaya… huele a café…

Cita Franco dijo...

os habies puesto de acuerdo Maile y tu? que fuerte ! jajajaj

Besos

cita

pilar dijo...

Me dejais muerta con esta facilidad que teneis para componer historias.....ya sólo falta que la bala atraviese limpiamente el cuerpo de ella para ir a parar al cable que permitía la iluminación del neón que molestaba a la vecina........y que se hiciera la oscuridad
Besos microliterarios, Pilar

Té ツ dijo...

¿Herida de muerte, pero incapaz de amar a esas alturas?

Me quedo con ese final, si tú me lo permites. Podría ser el último episodio de la vida de la protagonista de una de mis entradas. Ésta también vivió historias de lujo y billetes de los grandes, pero ciertos fantasmas le impedían dormir. Y había perdido la capacidad de amar... Puede que ese sea el motivo por el que la bala, aunque certera, ni siquiera le rozase el corazón.

¿O es que era antibalas el corsé? Jeje. Besos.

Er Tato dijo...

Sí, Maile, justo cuando te das media vuelta suena el puñetero despertador y se apaga el neón. Buena segunda parte. ;-)

No Cita, no. Que conste que ha sido iniciativa de Maile. Aquí no preparamos las cosas, improvisamos. Las cosas del directo. ;-)

¿Ves Pilar, como sólo es cuestión de proponérselo? Seguro que tus labores, que tienen su puntito, son más difíciles. A ver si te animas, que todo es empezar.

¿Cómo no te lo voy a permitir, querida Té? Y no, el corsé no era antibalas pero fue la causa de que no hubiese efecto. Y el disparo fue certero: impactó en el punto exacto donde se suponía que debía estar el corazón.

Últimamente se me llena la taberna de hermosas mujeres. Debo estar recuperando mi atractivo. ;-P

Besos de neón y bourbon

mangeles dijo...

En Ocean`s Eleven ¡No había tiros¡...

Interesante microrrelato.

Besos, Tato

Juan "El Manteca" dijo...

Ejem, ejem...y distinguidos caballeros. Por si acaso hiciera falta que alguien se ocupara de tu taberna, compañero. Ya sabes que queda en buenas manos.

Y el relato, tan sugerente siempre. Ignoro qué se nos hace más necesario: algo de lluvia o algo de misericordia.

Un abrazo tabernario.

Er Tato dijo...

Tú lo que eres es un viejo verde, Manteca. ¿Ahora que tengo la taberna hasta la bola de mujeres hermosas quieres venir a fregar los platos? Amos, hombre...

Una abrazo, envidioso (lo que hace una coma...)