domingo, 22 de marzo de 2009

Del club de Groucho y otras incoherencias

A cualquiera que observe la Semana Santa de Sevilla como un acto únicamente religioso, le llamará la atención la polémica que entre los "tontos de capirote" (Paco Robles dixit) se ha creado sobre la postura de las Hermandades respecto de la nueva ley del aborto. Incluso a mí, consciente de que la Semana Santa sevillana trasciende lo religioso -lo trascendente moribundo del éxito pagano y ateo, cosas de esta Sevilla mía-, no deja de sorprenderme que incluso el mero debate sobre el asunto en un programa sobre Semana Santa cause repugnancia, como nos contaba el otro día una querida dama sevillana.

"No creo que haya que mezclar religión con política", dijo ayer la ministra de Igualdad al ser preguntada por la decisión de las cofradías de Sevilla de iniciar una campaña informativa, o por la de algunas cofradías de Córdoba de llevar un lazo blanco como símbolo de rechazo a la reforma del aborto.

Religión y política. Sempiterna pareja de baile cuya danza causa extrañeza. A unos por ingenuos y a otros por interés.


23 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Es muy del gusto de los ministros y ministras acudir a esa frase manida de "no mezclar religión con política" (en lugar de religión, otras alternativas cuando sea necesarfio), intentando deslegitimar de forma burda a cualquiera que se oponga a sus intenciones. Y hay que ser muy ingeuo, muy necio o muy demagógico (o las tres cosas) para afirmar que la Iglesia no tiene nada que decir en el tema del aborto.

Manupé dijo...

No hay postura que valga en cuanto a las hermandades,congregaciones y cofradías.Si están en el seno de la Iglesia y su principal sentido en Semana Santa es hacer Protestación Pública de Fé, sólo les queda observar lo que dictamine la Iglesia y punto pelota.
¿Quienes son para tomar una postura?, ¿hay más de una posible? ¿es que tienen criterio propio en estos temas?.

Claro que bien pensado si en cada cofradía se observaran todos los preceptos de la Iglesia y sólo fueran hermanos los dignos de ello, alguna tendría serios problemas para abrir la puerta.

Al final lo de siempre, más papistas que el Papa y mucho golpe de pecho en Cuaresma. El resto del año las iglesias vacías.

A más ver.

Reyes dijo...

La verdad es que me quedo fuera de juego con tu entrada, desde luego, no me mueve el interés, y la otra opción, pues no sé, creo que será mas adecuada pero injusto el calificativo.
Yo no entiendo nada, pero nada de nada, lo que si tengo claro es que la Iglesia cada vez me aparta más de mi manera de creer, digamos que me aparta más de Dios, que me sobra el intermediario, que lo mio es directamente, de tú a tú.
Y por otro lado, cada vez me gusta más la Semana Santa.

Si alguien no me entiende, sinceramente, no me importa en absoluto.

Un beso "repugnante", querido Tato.

Er Tato dijo...

Pues sí, profe, es muy del gusto, no sólo de los políticos, sino de la ciudadanía en general, decidir quiénes pueden hablar, opinar, defender o hacer campañas de según qué cosas. Sobre el fondo de los asuntos...¿quién coño quiere hablar sobre el fondo de los asuntos?

Claro que hay posturas que valgan en cuanto a la Iglesia, incluso estando dentro de ella. Faltaría más, amigo Manupé. Es perfectamente coherente que uno pertenezca a un club e intente cambiar algunas reglas de ese club que uno no comparte. Lo que es una estupidez es negarle a ese club el derecho a opinar y a hacer valer sus propias reglas.

Creo haberme explicado bien, querida Dama. Y si no, a mis dos párrafos anteriores me remito. En cualquier caso, si me dices qué es exactamente lo que no entiendes, te lo explico encantado. El que no termina de entender ni tu respuesta ni la agresividad de la misma soy yo -¿un beso repugnante?-.

Saludos

Zapateiro dijo...

No creo que aquí se haya levantado la polémica porque la iglesia diga lo que sea en contra del aborto -no creo que nadie ignore a estas alturas la postura de la iglesia en estos temas- sino porque se ha sugerido que el Consejo, junto con los hermanos mayores de las hermandades, de forma unilateral, convirtieran la estación de penitencia en un acto de protesta y, ¡oiga!, no estoy dispuesta a que nadie hable por mi y mucho menos que decida.

Menos mal que se rechazó la opción.

En cualquier caso, no creo que la entrada de nuestra Dama fuera por los derroteros que apuntas.

Un saludo.

Reyes dijo...

Lo de "repugnante" es porque en mi entrada decía que me parecía "repugnate" mezclar las imágenes con el debate, sólo es eso, una manera de hablar y de usar una palabra como tu y yo solemos usarlas.

No te molestes en explicar nada, me ha dolido que me consideres ingénua, nada más, pero olvídalo, detesto la política y más, cuando se meten los curas.

Reciba usted un beso "ingénuo" a la par que fuerte.

el aguaó dijo...

El tema que propones es bastante espinoso y, por otro lado, de candente actualidad querido Tato.

Vayamos por partes.

Afortunadamente tenemos libertad de expresión en este país, y la democracia debería funcionar dentro de unos límites de cordura exigentes para el momento de la Historia en que vivimos. Si la Iglesia quiere opinar, puede hacerlo. Y ojo, puede opinar de lo que quiera, ahí tenemos al Papa en África, armándose de coraje y valor (y desarmado de vergüenza torera), reivindicando y ratificando el no-uso del preservativo como barrera para impedir el SIDA. Otra cosa es el grado de respeto que utilice y las connotaciones que ofrezca. También existen grupos con ideologías nazis en Alemania o que beben de la política extremista que practicó Mussolini en Italia. ¿Hace falta que nombre a los franquistas de nuestro país?. Y cualquiera de estos tres grupos, en la actualidad, puede opinar libremente, pero siempre con un grado mínimo de respeto. Y esto último es algo muy importante e incluso exigible y que, desgraciadamente, cada vez se diluye más en el tiempo: el respeto, ese gran tesoro que yace enterrado en el olvido de la mayoría de las personas que pueblan este planeta.

A veces no me doy cuenta y me pongo a divagar, a dar vueltas, pero con sentido. Como hay confianza me estoy permitiendo la licencia de extenderme -espero me disculpes querido Tato-, para llegar a la siguiente conclusión: la Iglesia puede opinar sobre lo que quiera, pero siempre con un mínimo de respeto exigible a toda aquella persona que expresa sus ideas públicamente. Luego está la decisión de cada persona de compartirlas o no. ¿Iglesia y Política?, es curioso, pero desde tiempos remotos (lo dice un Historiador del Arte), este estamento ha estado íntimamente ligado a la política. Ambos incluso han sido mecenas recíprocos en esta carrera de fondo que es la Historia.

La política afecta a todos los parámetros de nuestra vida. No así la Iglesia, aunque opine de lo que quiera. La política está incluida en la pensión diaria de cada uno, pues afecta a nuestra forma de vida, queramos o no. Nos regimos por medio de ella y aunque queramos evadirnos al abrigo de un pensamiento apolítico, también estaríamos bajo su sombra.

En cuanto a su participación en un programa de Semana Santa, podemos estar de acuerdo o no. Personalmente disfrutaba con dicho programa hace apenas un año. Recuerdo que tenía una buena programación, la cual incluía interesantes reportajes de investigación, referentes al Patrimonio de las Hermandades, y vídeos curiosos con detalles que solían pasar desapercibidos. Me gustaba. El problema fue cuando se decantó por otro tipo de formato, incluyendo temas de la prensa rosa capillil. Con el tiempo fui suprimiéndolo de aquellos espacios que veo en la televisión, aunque sigo dándole una oportunidad. Cuando el martes pasado lo puse y vi qué tema se trataba, decidí cambiar de canal. Por algo muy sencillo, buscaba otra cosa. Quizás por las fechas o tal vez porque era el final de un día duro, esperaba encontrarme con una mayor cantidad de vídeos y reportajes, en lugar de un debate. ¿Es respetable que lleven a un político a un programa de Semana Santa? El director del mismo es libre de hacer con su espacio televisivo lo que quiera. Otra cosa es que pretenda hacer comulgar a sus televidentes con la opinión vertida en el mismo. No compartía dicha opinión y cambié de canal cuando el programa dejó de aportarme lo que yo buscaba.

En cuanto a la Iglesia y sus ideas, tanto en el campo cofrade como en el político, la verdad es que no comparto la mayoría de sus planteamientos. A la gente le extraña que yo sea creyente y no sea católico. Y aún más que salga de nazareno y no comparta la ideología que intenta extender la Iglesia sobre algunos aspectos, pero yo creo que es algo completamente compatible. Pondré un ejemplo que intente ser lo más ilustrativo posible. Soy bético. Si tuviera la oportunidad económica de sacarme el carné para acudir al campo, lo haría. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la política del club y la forma de gestión de su mandatario, así como la forma de pensar referente al fútbol y gestionar un club, así como su prolongación de cara a la sociedad. ¿Dejo de ser bético por eso? No. Creo que el Betis está por encima de su mandatario y las personas que gestionan el club. La esencia del equipo y el sentimiento que despierta es mayor que la corriente material que lo lleva. Lo mismo pienso de la Iglesia. Soy creyente pero no estoy de acuerdo con la forma de gestionarla o con su forma de proceder, así como con la mayoría de sus ideas, pero por eso no voy a perder la Fe.

Tengo un amigo que siempre dice: para mí la Semana Santa es de canasto p'arriba. Pues eso. Creo que los radicalismos y los extremismos nunca son buenos. En ningún tema, ya que el resultado suele ser el fanatismo, y los fanáticos de la religión, sea cual sea, del fútbol, de un partido político, de una ideología, de lo que sea, pierden la noción de lo que apoyan y la esencia básica por la que pertenecen a ese tipo de corriente. Los fanáticos carecen de la objetividad y viven en un mundo irreal donde sus ideas son las que valen porque son la propia ley que ellos quieren creer y quieren imponer.

Y por último, y ya para finalizar esta opinión-ensayo que quizás tengas que borrarme por pesado querido Tato, diré que, a título personal y bajo mi punto de vista, no creo que el tema del aborto sea abordable por la Semana Santa. No digo la Iglesia, ojo, digo la Semana Santa, porque ésta es una tradición y, al fin y al cabo, una fiesta. Sería una tontería negar que tiene un enfoque exclusivamente religioso, ya que la Semana Santa tiene lazos e intereses políticos, económicos, turísticos, financieros, urbanísticos e incluso ateos y agnósticos. Pero tampoco hay que olvidar que tiene una relación directa con la Fe y la creencia de muchos de los que van. No podemos olvidar que representa la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Pero tiene un límite. Es decir, en nuestra Semana Mayor caben todos, y eso es lo que la hace grande. Lo que la hace Universal. Cabe el autóctono y el extranjero, cabe el político y el apolítico, el creyente y el ateo, el mahometano (sí, sí, hay de todo, te lo digo yo) y el agnóstico, el rico y el pobre, el pijo que se arregla y prepara con ceremonia cadenciosa y cuasi instructiva, y el cani que, aunque parezcan horteras y fuera de lugar con sus trajes y zapatos blancos, no hay que olvidar que para ellos son las mejores galas para acudir a ver sus Imágenes. Porque es así. Porque caben todos. Pero hay que poner un límite a la hora de utilizar la Semana Santa. Y esa es la clave y el resumen y conclusión de este tocho enorme que estoy soltando: La Semana Santa no debe ser instrumento para apoyar o negar un tema tan delicado como el aborto. La Iglesia puede opinar, por supuesto, pero sin utilizar a una tradición que representa a tanta gente: fieles, agnósticos, ateos, creyentes, parados, trabajadores, ricos, pobres, empresarios, peones, abogados, acusados, béticos, sevillistas, buenos, malos… tal vez esto sea una utopía, pero todas estas personas, y más que me dejó atrás, están unidas por una misma tradición, la Semana Santa, y en ella se incluye a todos. Por eso mismo, no se debe romper ese límite que haga que todo valga.

Cada estamento, club, régimen, asociación o persona puede opinar lo que quiera, siempre que esté dentro del respeto y sin utilizar instrumentos que afectan a tanta gente que no se siente identificada con la idea.

Querido Tato, espero me disculpes por la tremendísima extensión de mi comentario (creo que es el más largo que he hecho nunca), y sobre todo que se haya entendido mi opinión.

Un beso enorme.

Doria dijo...

Permitidme que tercie; ¿puede ser que haya sido la primera "cuña" que ha intentado meter el nuevo jerarca de la iglesia sevillana?.

Anónimo dijo...

¿Tantos proabortistas hay entre los cofrades sevillanos? La verdad, desde la media distancia me causa mucha extrañeza la que parece que se ha liado.
En la Semana Santa caben todos, cierto, pero si no hubiese sido por la religión católica, no habría semana santa, y dudo que pudiera subsistir sin ella. Y la religión católica es muy clara en lo que respecta al aborto. Un no católico puede sumarse a la Semana Santa por otros motivos, pero ¿con qué derecho trata de impedir que en una manifestación de tipo católico se apoye una consigna oficial del catolicismo?
Lo dejo, porque temo estar metiéndome en un asunto que me pilla un poco lejos. Aprovecho, en todo caso, para afirmar que el aborto me parece algo totalmente machista: vía libre a que el macho use a la hembra como desahogo, sin más responsabilidad. Y que ella apechugue con el muerto y con las secuelas morales.
Perdóname por la extensión, amigo Tato.

Antonio dijo...

Es que convertir una procesión,mi estación de penitencia no la de Rouco y cia., en una manifestación apoyando unilateralmente a los que llaman sin reparos asesinas a unas mujeres que han podido pasar lo que ellos ni conocen y padecen es algo por lo que no iba a pasar. Eso lo tengo claro.

¿Qué si soy proabortista porque no quiero lacitos ni pamplinas? Que sabes lo que yo pienso, como si aquí no hubiera más moral que la que rezan desde el Vaticano. LA MORAL ES ALGO PERSONAL Y NO SE PUEDE IMPONER. ¿quién soy yo para decir a nadie donde empieza la vida? ¿es la ciencia? ¿Es la Iglesia? ES TU MORAL y CONCIENCIA y esa no la manejan desde los púlpitos ni desde el parlamento.

Entiendo la dificultad que muchos tienen para diferenciar lo que es una ley que controle el abuso y delito evidente y lo que es la libertad personal de decidir. ¿O es que en España se obliga a abortar?

A mi lo que ahora me pide el cuerpo es empaparme de azahar, reventar mis zapatos de tanto andar, llorar como una Magdalena cuando vea la mirada de un monaguillo dándome un caramelo y rezar a mi manera. Y si esto le molesta a alguien ......

Saludos cordiales.
Antonio

Zapateiro dijo...

Octavio lo que creo que está claro es que hay miles de días para manifestar opiniones dispares en mil temas y no creo que sea normal pedir que un acto de fe, una estación de penintencia, se converta en una manifestación, reivindicación, protesta o llámale "x". Sería desvirtuar el sentido de la misma, además de imponer un pensamiento u opción a todos los que participamos de ella sin pedirnos opinión.

Y no me meteré en nada más porque me enciendo.

Un saludo a todos.

Anónimo dijo...

Antonio, sé que en esto es difícil ponerse de acuerdo, pero introduzco un matiz, u otra opinión: matar está mal, aunque yo quiera que me maten (lo leí hace poco en el b log de Jesús Cotta y me pareció un gran aforismo). para mí, el aborto es algo objetivamente malo. Por supuesto que a nadie se le obliga a abortar, hasta ahí podíamos llegar. Pero porque lo haga otro y no yo no quiere decir que sea algo permisible.
Dicho lo cual, es cierto, como tú y zapateiro afirmáis, que la Semana Santa es otra cosa y que mejor dejarla al margen de polémicas para las que hay muchos otros días en el año. Si este me puedo volver a escapar para Sevilla, en efecto, iré para ver a mi Amargura y a mi Gran Poder, y a todos los demás, no a ninguna otra cosa.
Y por supuesto, cada uno vive su Semana Santa como quiere, no seré yo quien diga lo contrario ni quien me escandalice por ello.
Pido disculpas si, por lejanía o desconocimiento, he podido ofender a alguien.
Un abrazo marbellí.

Manupé dijo...

"Es perfectamente coherente que uno pertenezca a un club e intente cambiar algunas reglas de ese club que uno no comparte".

Totalmente de acuerdo. El problema es que en este club, los socios de número, no pueden acceder a la junta directiva, ni tan siquiera pueden elegirla de entre una terna y lo mejor de todo es que sólo esa junta directiva está legitimada para mantener, cambiar o quitar cualquiera de las reglas.

Y al que no le guste que se borre del club, que su pertenencia no es obligatoria.
Si perteneces al club de forma activa, si pagas tu cuota y usas de sus "instalaciones" asumes que los únicos legitimados para alzar la voz y decir cual es la postura de todos los socios sobre un tema son como mínimo aquellos socios que están o seran llamados en un futuro a ocupar cargos directivos.

Por tanto que las cofradías como colectivo de católicos puedan manifestarse con mayor o menor tibieza sobre el aborto, la Santísima Trinidad o la infabilidad del Papa es del todo irrelevante. No sientan doctrina, no son la voz de la Iglesia, ni de una parte de ella, ni tan siquiera de sus propios hermanos, que para eso todas tienen su director espiritual.

A título individual por supuesto que sí, faltaría más, todos tenemos derecho a opinar, a estar de acuerdo o a patalear cuanto queramos.

A más ver.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Creo que la defensa del no nacido es un principio que está por encima de cualquier ideología. ¿O acaso sólo defienden al no nacido los cristianos? Un abrazo, Tato

Anónimo dijo...

Y entre las cofradías y el aborto ¿cuál es la política y cuál la religión?

el aguaó dijo...

Espero que disfrutes de la calor de la Semana Santa... pues sería la mejor señal de que todo ha salido bien. Para ti y para mí.

Un fortísimo abrazo y un puñado de besos.

Néstor dijo...

Hum... ¿A quién le molesta que la Iglesia se meta en la vida social y política de este mundo en el que vive? ¿Por qué ese empeño en silenciar a quien no piensa igual? ¿Quién piensa que solo los curas son Iglesia?

Panduro dijo...

¿Se traspasa la taberna?

JUANAN URKIJO dijo...

Llama mucho la atención, es cierto. Aquí nos va eso de mezclar churras con merinas, pero siempre remando a favor del regalito que nos dejó una historia bien oscura, en la que la Iglesia y su "penetración" social nos invadieron y esclavizaron más allá de nuestras conciencias.
Un abrazo, Tato; tú siempre tan certero.

Er Tato dijo...

Amiga Zapateiro, esas mismas hermandades, también de forma unilateral y con la bendición de la Iglesia, deciden casi todo lo que concierne a las formas y el fondo de sus estaciones de penitencia. Ellas ya hablan y deciden por ti desde el mismo momento en que decides formar parte del juego. En cuanto a la cuestión de mi querida Dama, ya quedó todo aclarado entre nosotros. Por otro lado ¿es que una estación de penitencia no es una manifestación y una reivindicación de la fe y de los dogmas y principios de la iglesia? ¿y se le pide opinión sobre éstos a los que participan en ella?

Largo, muy largo tu comentario, querido aguaó. Aquí no hay que disculparse por la extensión de las propinas que dejáis en la taberna, faltaría más. Contestarte punto por punto sería casi tan largo como tu comentario, así lo que lo resumiré: no estamos de acuerdo. En nuestra Semana Santa caben todos, es cierto, pero ¿te imaginas a un mahometano exigiendo que se sustituya al Cristo por un Buda? ¿o a un ateo que abogue por la laicidad del evento? Caben todos, pero la Semana Santa es lo que es, una liturgia excesiva -como lo es Sevilla- organizada para y por la Iglesia. Y el que se arrime a ella debe ser consciente de que se está arrimando a la Iglesia, asumirlo y disfrutarla a su manera. Lo demás es como querer estar en misa y repicando.

Amigo Doria, como poder ser, podría ser, aunque yo lo veo más como un ingrediente más del espectáculo. ¿Por qué no aprovechar un acto organizado por la Iglesia para reiterar las ideas de la Iglesia?

Completamente de acuerdo, amigo Octavio.

La entrada no pretendía abrir un debate sobre el aborto, sino subrayar la, desde mi punto de vista, incoherente postura de criticar a la Iglesia por usar un acto propio con objeto de dar publicidaqd a su doctrina, amigo Antonio. Pero entrando al trapo, ¿son la moral y la conciencia de uno las que deciden dónde empieza la vida? Pues no podemos estar más en desacuerdo. ¿Y dónde empieza y termina la libertad personal de decidir? ¿donde la coloque la moral y la conciencia de cada cual?

Las reglas de este club, querido Manupé, son las que son. Y todos los que quieren pertenecer a él las conocen. Y los que no, también. ¿De qué extrañarse entonces?

Yo no soy católico ni cristiano. Y estoy en contra de la despenalización del aborto, Jesús. Y digo en contra de la despenalización porque asumo que todos estamos en contra del aborto.

Buena pregunta, querida Isabel.

Oye Néstor, que para hacer preguntas ya estoy yo, macho.

¿Por qué lo preguntas, amigo Panduro? ¿Estás interesado? Porque el trapaso lo dejo baratito. Bromas aparte, estaba (estoy) un poco saturado de fregar vasos y pasar la fregona, así que he intentado tomar algo de distancia y oxigenarme un poco. Algún día de estos volveré a la carga.

Gracias, amigo Dédalus, pero ya me gustaría ser tan certero como dices.

Un fuerte abrazo a todos y muchos besos a ellas.

P.S.: Disculpas a todos aquellos que se sienten defraudados cada vez que entran en la taberna esperando encontrar tapitas nuevas y mi más sincero agradecimiento a los que, a pesar de todo, siguen asomándose a la puerta de vez en cuando.

Reyes dijo...

Este ilustre tabernero me prometió invitarme a unas copitas de manzanilla y llevo llamándo a la puerta muchos días, espero que no se haya hecho abstemio...

Margarita dijo...

Yo creo (por la libertad que me da creer lo que me parezca) que lo que hay que abolir y deslegitimar de una vez por todas no es el aborto, sino la Iglesia Católica misma.
Y es que hay un montón de españoles a los que nos importa un pito lo que diga la dichosa iglesia-de-los-cohones, y además, creemos que no tiene nada que decir ni en esto del aborto ni en el 99% de las cuestiones de esta vida. Y opinamos que si dejásemos "a los guardianes de las verdades absolutas y la salvación eterna" en el dique seco y no les diésemos ni un sólo euro (yo no lo doy, of course) dedicarían sus absurdos esfuerzos a hacer recaudación con la hucha, en lugar de dar tanto por saco .... que ya huele tanto curilla dando el coñazo en todo lo opinable y lo inopinable!
Hay dos Españas, en efecto: la moderna, la curranta y la que sale adelante y ... la España que bosteza (la de los curas, monjas, obispos y protestas callejeras por derechos a cuyo ejercicio no se obliga a nadie).
Está visto que la única misión algo loable de los autoerigidos representantes de un presunto mesías, es la factura de rosquillos y madalenas en los tornos de sus absurdos coventos.

Yo, por mi parte abolía dos cosas: la iglesia (y todos sus curas y monjas) y los toros.
A veces me da fatiga pertenecer a una España que contiene tales verguenzas!!!
Puajjjjjj!!!

Er Tato dijo...

Cierto es, querida Dama, que te debo una invitación, y no virtual precisamente. Y no, no me he hecho abstemio. Mi religión me prohíbe abstenerme de los placeres de la vida.

¡Coño, Margarita, te has quedado a gusto! Mujer, si te importa un pito lo que diga la Iglesia, ¿por qué quieres abolirla y amordazarla? Venga, anda, que a la primera invita la casa, relájate chiquilla. Y no escupas en el suelo que después me toca a mí pasar la fregona y echar el serrín.

Besos a diestro y sinietro