sábado, 2 de noviembre de 2013

Salvo que nos salgan rojas, rojas...

Escuchaba hoy en la radio una entrevista a un rojo, rojo. De los de antaño, con su entrañable ignorancia, con su ancho del embudo observándole y su indignación selectiva. Y tan artista él. Decía que había estado rodando una película en Italia y que allí sí que pagaban poco y mal.

Como ya tiene una edad, se quejaba de que el Estado no permitiera a la gente morirse en paz, cuando y como quisiera. En definitiva, se quejaba de la injerencia del Estado en las vidas de los demás. ¡Qué raro, un rojo quejándose de que el Estado piense por él sin pensar en él! Claro, que sólo lo hacía porque le perjudica, o porque no le viene bien a sus convicciones o a sus necesidades actuales.

También se quejaba de la pérdida de esos derechos que con tanto sacrificio habíamos conseguido. ¿Sacrificio? ¡Pero si los hemos obtenido a crédito y todavía no los hemos pagado...! En concreto, debemos por ellos casi un billón de euros. Más de 166 billones de pesetas. Y subiendo. Para sacrificio el que van a tener que hacer las generaciones venideras para pagar lo que no van a disfrutar. Seguro que no van a caber en sí de gozo y agradecimiento hacia nosotros. Salvo que nos salgan rojas, rojas...


No hay comentarios: