En esto descubrió treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y arremetiendo contra aquellos gigantes que el sabio Frestón hubo disimulado por quitarle la gloria de su vencimiento, los derribó. Y de negrura se acicaló la noche de la comarca por varias semanas, que no siendo los molinos gigantes ni habitándolos molinera, las pocas luces del iluminado caballero fueron a estamparse contra aqueste extraño cartel: Parque Eólico Malagón I.
El sufrimiento de un genio
Hace 5 horas
4 comentarios:
Amigo Tato, esto me envía ese señor, que ha leído, sin duda, tu ilustre entrada:
Sabia entrada la vuestra,
buen caballero,
que leéisme en el alma
lo que más siento.
¡Cuánto maltrato
distraer horizontes
con garabatos!
Tales son los molinos
sin molinera:
un graffiti en el cielo
mal que se quiera.
Todo por nada:
por lucir dos bombillas
de madrugada.
Con mi respeto,
El “Caballero inactual”
El caballero inactual echando un vistazo a internet...¡cuánto honor!
Algunas veces, el comentario supera con creces en brillantez a la entrada de la que cuelga. Y en esas ocasiones es una pena que quede oculto en la trastienda.
Gracias, amigo Antonio.
Un abrazo
Verdaderamente hoy gozamos de un dos por uno. Preciosa tu entrada y precioso el comentario de tu amigo. Besos, Pilar...(menudas vacaciones te has dado...ya te iba a reñir jejeje)
Tato, el micro es una joya, con un final estupendo. Me gusta el juego de palabras con las luces. Y qué decir del poema del señor Azuaga, otra maravilla.
Gracias por invitarme a pasar por aquí.
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