viernes, 2 de marzo de 2007

Sobre el cierre de Delphi

Sin duda, el más que probable cierre de la factoría de Delphi en Cádiz es una tragedia para miles de personas y, en ese sentido, no puedo menos que lamentarlo. Sin embargo, es sano preguntarse si todos han hecho sus deberes antes de llegar a esta situación.

Por un lado, la empresa. ¿Es ético aceptar subvenciones millonarias sabiendo que la empresa no era viable?¿Qué iba a ocurrir cuando, agotadas las subvenciones, el balance reflejara la cruda realidad? Si la empresa "trincó" la pasta que se entregó a cambio de unos resultados concretos y esos resultados no se han producido, esa pasta hay que devolverla con sus correspondientes intereses. Hay que transmitir a los empresarios que engañar a los ciudadanos no sale gratis.

Por otro, la Administración. Desconozco los criterios y condiciones con los que se entregaron los 60 millones de euros a Delphi, entre otros motivos, porque nadie los ha hecho públicos. No obstante, quiero creer que la entrega de ese dinero se hizo tras la presentación por parte de la empresa de un paquete de medidas creíble y realista que permitiera poner en números negros el beneficio operativo. Porque si no fue así, si lo que se hizo fue un acto de fe sobre la evolución positiva de la empresa y no hubo el más mínimo seguimiento sobre el adecuado empleo del dinero público.....Pónganle ustedes el adjetivo que les parezca más adecuado.

Y finalmente, el comité de empresa. En Cádiz existe el convenio del metal más alto de toda Andalucía, y no sé si de todo el país, producto de un poder desmedido de los sindicatos para exigir mejoras económicas en un escenario de concentración relativa de industria siderometalúrgica, en general muy poco competitiva y pseudopública. Por ley, la empresa debe entregar al Comité los balances anuales, por lo que no puede alegar ignorancia sobre la situación de la misma. ¿Y qué han hecho los sindicatos para que la evolución de la productividad sea acorde con la de los salarios? ¿Qué ideas o planteamientos ha aportado el Comité para mejorar la cuenta de resultados de la empresa y conservar sus puestos de trabajo?

A la vista de estas reflexiones, parece que todos han suspendido el curso.

Es evidente que si una empresa no le resulta rentable a los propietarios del capital, esa empresa terminará cerrando y empobreciendo a la comarca donde esté radicada, y ni las subvenciones ni las movilizaciones post mórtem evitarán lo inevitable. En todo caso, retrasarán el entierro metiendo el cadáver en una cámara frigorífica.


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