martes, 3 de febrero de 2015

¿Dónde está el problema?

Si la aplicación de la reforma univesitaria es voluntaria para las universidades y sólo les aporta flexibilidad, ¿dónde está el problema?

Los rectores dicen que no están de acuerdo. Pues hagan uso de la libertad que les concede la reforma y no la apliquen.

Los estudiantes ya han convocado huelga contra el gobierno por permitir que sean las propias Universidades las que decidan.

La progresía ilustrada, tan amante siempre de la libertad, dice que ataca la igualdad de oportunidades. Uno siempre ha creído que esa igualdad dependía de los recursos que el Estado pusiera a disposición de los más desfavorecidos, pero ahora parece que depende de si los estudios de grado son de tres o de cuatro años.

En fin, que no entiendo dónde está el problema de reforzar la autonomía de las Universidades. Salvo que pensemos que las decisiones que van a tomar no tendrán nada que ver con la calidad de la formación que imparten. Que todo pudiera ser. Pero entonces, mejor sería cerrarlas.


18 comentarios:

Dyhego dijo...

Creo, don Tato, que esta nueva reforma universitaria, como la LOMCE en general, es un disparate. Hicieron una media entre diplomaturas (3 años) y licenciaturas (5 años) y parieron los grados (4 años). Dividieron los contenidos de las asignaturas para convertirlas en nuevas asignaturas cuatrimestrales. Muchos grades "exigen" un máster, cuyos precios suelen ser altos y prohibitivos. Con esta reforma habrá dos años de máster, doble de gasto y habrá que pasar por el aro, porque una "licenciatura" de tres años no va a servir para nada.
Un robo a mano armada, un disparate, un dislate y una paja mental de este ineficaz, prepotente e inútil Wert(edero).
De aquí a nada las clases se darán en inglés, como hace siglos se dieron en latín.
Salu2.
Ponga usted una cerveza, que me la tomo en cuanto acabe de trabajar.

Tracy dijo...

Pienso igual que mi amigo Dyhego, así es para qué repetirlo, excepto en lo de la cerveza, soy más de un fino.
Un placer haberte conocido.

Er Tato dijo...

A ver Dyhego, ya sabes que yo, cuando hay que dar caña, la doy, sean azules, rojos o coletas, pero sería bueno que argumentaras por qué la reforma de Wert, en esta ocasión, es un robo a mano armada, un disparate, un dislate y una paja mental.

Los grados de 4 años no los puso este gobierno, sino el anterior. El sistema anterior al actual era de licenciaturas de 5 años, con alguna excepción, divididos en dos ciclos de 3 + 2 años, y de diplomaturas de 3 años. No parece tan alejado del dislate que dices que se propone.

Por otro lado, el RD no obliga, permite a las Universidades reestructurar los grados y los másteres actuales. Es decir, les da flexibilidad para que puedan adaptar su oferta educativa como crean conveniente, dependiendo del entorno en el que se muevan, de las circunstancias, del tipo de estudios que impartan, etc... Por tanto, son libres de hacerlo o no hacerlo. Y si lo hacen, no será Wert el responsable. Y si no lo hacen, tampoco.

En cuanto al robo, las tasas universitarias las fijan las Comunidades Autónomas, no Wert. Las becas, salvo las estatales, idem de idem. Ya sabes aquello de que por sus presupuestos los conoceréis...

Si se les da autonomía y flexibilidad, renunciando el Estado a parte de sus competencias, malo. Si no se les da, malo también. A ver si se aclaran los rectores y los gobiernos de las CCAA.

Lo que es un dislate es que a uno le den libertad para elegir si bebe vino o agua, y se queje de que no le impongan que beba agua. Si antes sólo podía beber agua y después puede elegir entre seguir bebiendo agua o beber vino, ¿dónde está el problema? A lo mejor es que la libertad asusta...

Ahí va esa cervecita... ¿o prefieres agua?

Saludos

Er Tato dijo...

Hola Tracy:

Bienvenida a la taberna. A la primera, como ya es costumbre, invita la casa.

Y como opinas igual que el amigo Dyhego, para qué repetirlo, como bien dices... ;-)

Ahí va un finito fresquito con una tapita de langostinos de Sanlucar.

Saludos

Dyhego dijo...

Don Tato, le respondo en varias tandas, porque blogger no me permite más de un número determinado de caracteres...

Dyhego dijo...

En primer lugar, me resulta vergonzoso replicar a sus argumentos porque, a diferencia de usted, yo no me leo las leyes, o me las leo por encima; no tengo la suficiente memoria para recordar si tal cosa la dijo uno o el otro y me dejo llevar por mis prejuicios. Valga esto como preámbulo y como excusa. Intentaré explicar por qué no me gusta ni Wert, ni la LOMCE ni los nuevos arreglos universitarios (sólo sé lo que visto en los medios de comunicación).

El ministro Wert me parece prepotente porque ha planeado una nueva ley de educación (al igual que hicieron los anteriores ministros de uno u otro signo político) sin el consenso de las demás fuerzas políticas (todos los ministros dicen que van a intentar el consenso y al final hacen lo que les da la real gana); porque sigue favoreciendo descaradamente la enseñanza privada y porque ha favorecido unos recortes brutales en educación. Lo mismo me da que sean recortes nacionales o autonómicos. Se supone que es el ministro de un gobierno nacional, por encima de los demás gobiernos autonómicos y su palabra es la última o sus leyes son las que marcan líneas.

La LOMCE me parece un disparate porque no hay ni dinero ni tiempo para ponerla en marcha (implementarla, dirían los cursis), porque condena a los alumnos a hacer no sé cuántas reválidas (reválidas que gestionan grupos privados ¡!¡! ¡!), porque obliga a los docentes a pasar más tiempo rellenando informes (estándares y rúbricas lo llaman ahora ) que atendiendo a los alumnos, porque ofrece una oferta insensata de optativas, porque permite a la administración “elegir” a los directores, porque se les da a los directores la posibilidad de blindar a los profesores y otras razones.

Como la RAE considera “disparate” y “dislate” sinónimos, lo anterior puedo definirlo con uno u otro término.

Dyhego dijo...

Me parece una “paja mental” de Wert porque cada político sueña con su propia ley de educación (cada maestrillo tiene su librillo…) y, claro, se inventan términos nuevos, que, en su mayoría se traen de los manuales de pedagogía de otros países, a poder ser de EEUU o del Reino Unido. Ahora hablamos de “estándares de aprendizaje”, “rúbricas” y no sé cuántas cosas más.

En cuanto a la nueva reforma universitaria, vayamos por partes, como decía Jack el destripador (jejeje, una bromita). Tiene usted razón al afirmas que las tasas universitarias dependen de cada universidad y de las comunidades autónomas, al igual que las becas, pero bueno, sigo pensado que si es el ministro nacional, algo tendrá que decir ¿no? O si no, que quiten el ministerio. O que hagan, sin tapujos, lo que en Alemania, que cada lánder tiene competencias exclusivas en educación.
También tiene usted razón al recordar que Bolonia se hizo con el anterior gobierno, aunque también hay que reseñar que eran exigencias de la Unión Europea. Es cierto que había Facultades y Escuelas Universitarias y un curso puente que te permitía pasar de la Diplomatura a continuar estudios de licenciatura. De todo eso se hizo tabla rasa, y ahora hay grados (excepto Medicina y otras carreras). También hay que recordar que la nueva norma excluye a las carreras “científicas” (Medicina, Arquitectura, Ingenierías, etc).
Si se ha hecho un ajuste a grados de cuatro años, ¿a qué viene reducirlos a tres años para luego exigir un máster? ¿No suena esto a recaudación? Los cursos universitarios tienen un precio pero para los másteres, ancha es Castilla ¿no? Por lo menos, yo lo percibo así.
Es como si me matriculo en una autoescuela y cuando acabe el curso me exigen un máster para conducir o para que mi carné tenga validez…, máster que me va a costar más caro que la matrícula ordinaria. No lo entiendo.

Dyhego dijo...

La supuesta “libertad” de las universidades me parece un tanto “envenenada”. Un mismo grado puede durar más tiempo en una universidad que en otra, o te saldrá mucho más caro en una que en otra. Así lo veo yo, por lo menos. Es como el título de la ESO. Da igual que un alumno haya obtenido el título por la vía ordinaria o por diversificación, al final el título es el mismo, pero la preparación que lleve uno u otro no es la misma.

Además el tema de la universidad es muy complejo: está la endogamia, el exceso de universidades, el exceso de universidades privadas, etc. No sé en qué medida Wert es responsable pero te pongo el ejemplo de la UCAM, la Universidad Católica de Murcia, totalmente privada. Si no es Wert es el PP (no sabemos cómo habría actuado el PSOE porque en Murcia llevamos muchos años con el PP). El tranvía de Murcia llega hasta la universidad privada (¿no es escandaloso?). Los alumnos de enfermería de la UCAM van a hacer prácticas en los hospitales públicos (¿no es otro escándalo?).

Dirá usted, Diego, mezclas churras con merinas. No digo que no, pero todo ello hace que eche pestes de Wert y de su partido.

En fin, don Tato. No sé si me he explicado. Repito que soy más visceral que racional.

Un saludo.

Er Tato dijo...

No sé, pero me da en la nariz que no le cae a usted demasiado bien Wert... ;-)

Bueno, es complicado por este medio contestar una a una a afirmaciones que usted mismo reconoce que están escritas con las tripas y desde ciertos prejuicios, así que no lo voy a hacer. Algunas de las cuestiones que afirma son ciertas, otras son objetivamente inciertas, en otras se contradice usted mismo entre un comentario y otro y, en fin, el resto son opiniones subjetivas y, por el tono, me temo que demasiado arraigadas en su magín como para intentar removerlas sin una barra de taberna de por medio y tiempo por delante.

En todo caso, muchas gracias por aportar su opinión y por participar.

Ahí va un cafelito para que entre en calor...

Saludos

Dyhego dijo...

Don Tato:
reconozco que no puedo debatir seriamente con usted porque no tengo la paciencia suficiente para leer con detenimiento leyes y reglamentos. Culpa mía, por supuesto.

No sé argumentarlo mejor, pero creo que el nuevo decreto sobre carreras universitarias lleva trampa, como todas las leyes (hecha la ley, hecha la trampa...).

Esta mañana estábamos hablando, en el bar, nunca mejor dicho, tomando un café antes de empezar las clases, y un compañero me ha dicho lo siguiente: su hija ha hecho un master de dos años en la universidad Carlaos III de Madrid sobre moda que le ha costado la friolera de 12.000 EUROS.
Sí. No me he comido ningún cero.
El compañero me reconoce que, objetivamente, no hay razones para que costase tanto: no había prácticas de laboratorio ni se requería la presencia de grandes científicos... Unas clases normales y corrientes: sus power points y sus clases.

Su hija está trabajando actualmente en una revista de moda y me reconoce el compañero que si su hija no hubiese hecho tal máster, no la habrían contratado ni de broma.

¿Qué conclusiones se pueden sacar?

Dyhego dijo...

Es decir:
a) reducimos la duración de los Grados.
b)"exigimos" la realización un máster.
c) como el máster no forma parte de los estudios universitarios propiamente dichos, el precio es libre.

Se pueden sacar muchas conclusiones: populistas, demagógicas, realistas, etc, etc.

Ah, se me olvidaba decir que en el citado máster que hizo la hija de mi amigo se inscribieron 22 personas, es decir 264.000 euros cobró dicha universidad por el dichoso mastercito...

Un saludo, don Tato.
Ahora me tomaría yo una cervecita.

Er Tato dijo...

Bueno Dyhego, ya sabes que yo suelo buscar información antes de formarme una opinión. Culpa mía, por supuesto. ;-)

Y tras haber buscado información, no le encuentro yo la trampa a un Real Decreto que consiste, básicamente, en permitir a las Univesidades que decidan qué estudios de grado deben ser de 3 o de 4 años, en darles más libertad. Si quieren la usan y si no quieren no la usan. Eso es lo que hace el Real Decreto. Y teniendo en cuenta que su aplicación es opcional, no le veo yo la trampa al asunto. Si tú ves alguna trampa, soy todo oídos...

En cuanto al precio de los másteres, ¿qué tiene que ver eso con el Real Decreto? Los másteres eran caros antes, lo son ahora y lo seguirán siendo en el futuro por diversas razones, fundametalmente porque el Estado ha decidido que no los subvenciona, como sí hace con las matrículas hasta el Grado, y porque hasta las Universidades Públicas, como la Carlos III, quieren hacer negocio con ellos.

En cuanto al ejemplo que pones, hombre Dyhego, se trata de un máster -imagino que te refieres a éste-, con un cupo de 25 alumnos que no es necesario para ejercer una profesión regulada. Vamos, que es una formación adicional voluntaria para el profesional. Aún recuerdo los famosos MBA de cuando yo terminé ingeniería, que costaban por aquel entonces un ojo de la cara y te abría muchas puertas.

Dices que la hija de tu amigo no hubiera entrado a trabajar sin el máster. Si nos ponemos así, mientras más formación se tenga más posibilidades de encontrar un trabajo existen, entonces, ¿subvencionamos desde el Estado todo lo que el personal quiera estudiar o ponemos algún límite razonable?

En cuanto a tus conclusiones:

a) Los reducirán las Universidades si quieren, no el Real Decreto. Y como, según dicen, están en contra del Real Decreto, no lo harán, ¿verdad? ¿Dónde está el problema si no va a cambiar nada?

b) El máster no se exige para ejercer salvo en determinadas carreras, que no suponen más del 10% de los alumnos. Quien curse un máster no habilitante será porque le compensa hacerlo, no porque sea exigible para ejercer esa profesión. Por otro lado, actualmente el 80% de los egresados no cursa máster, por lo que en esos casos, si se reduce el grado, se ahorran un año.

c) Que el precio del máster esté o no subvencionado es una decisión política de cada Comunidad Autónoma, no una consecuencia del Real Decreto.

Saludos

Dyhego dijo...

Don Tato:
Tengo que arrojar la toalla porque no tengo argumentos con los que rebatir los suyos.
Efectivamente, ése es el máster del que hablaba mi compañero de trabajo.
Sigo pensando que la rebaja de la duración de los grados es un negocio. El estado ahorra porque deja de subvencionar un curso y tiene que conceder menos becas. Las universidades hacen caja con los másteres. Desde el punto de vista legal-financiero tiene usted razón, no hay nada que objetar. El estado es muy “cuco” y sabe cómo proceder en estos casos: lanza una “posibilidad” (las universidades serán libres para ordenar etcétera), las trifulcas que se montan no le salpican y deja que se maten entre ellos (universidades, alumnos, sindicatos, partidos políticos, familias…). Si la cosa sale bien, es mérito del ministro de turno. Si sale mal, la ley no “obligaba” sino que “facilitaba”.
Cuando hablo de “trampa” me refiero a que el título universitario no basta. Ahora son “necesarios” los másteres. En el caso de la hija de mi amigo, fíjese en el negocio: “MÁSTER EN COMUNICACIÓN DE MODA Y BELLEZA VOGUE-UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID”.
Una empresa privada se alía con la universidad. La empresa va a escoger a alumnos que hayan hecho ese máster. La universidad aporta el plus de “cientificidad, seriedad, profesionalidad y prestigio”. El alumno paga y, con un poco de suerte, lo cogen para trabajar.
Evidentemente nadie le pone una pistola en la sien al estudiante para que haga el máster. Tampoco hay truco ni cartón: esto es lo que hay, o lo haces o te buscas la vida por otro lado.
(En muchas cosas le doy la razón, lo reconozco).
No obstante, pienso que todo esto va encaminado a hacer negocios. El estado, como usted dice, subvenciona los estudios universitarios, les ofrece, digamos, un saber general, y luego ya la empresa se alía con la universidad y crea “másteres” ad hoc.
¿No sería más cómodo formar al estudiante y luego la empresa que mire currículos, contrate a sus empleados y los forme ella o pague por la formación de sus trabajadores en la forma que crea conveniente?
No me haga mucho caso, que yo no entiendo de nada.
Salu2, don Tato.

Er Tato dijo...

Bueno, Dyhego, yo realmente sólo pretendía en mi entrada poner sobre la mesa una reflexión: la absurda y kafkiana polémica que ha generado el nuevo Real Decreto.

Todo lo que planteas tiene demasiada enjundia como para despacharlo en un par de comentarios y, en todo caso, forma parte de la visión personal e ideológica que cada uno tenga sobre hasta dónde debe llegar el Estado subvencionando la educación de los ciudadanos, si debemos renunciar a frivolidades pagadas por el Estado con nuestros impuestos -como las televisiones públicas, las subvenciones a empresas, sindicatos y patronales, las empresas públicas que producen bienes de mercado, etc.-, para poder pagar las cosas importantes -sanidad, dependencia, educación, pensiones...-, o bajar impuestos.

En fin, asuntos realmente complejos y que forman parte de las convicciones personales de cada uno. Y lo realmente importante en esto es que uno sea coherente. No se puede querer que el Estado nos limpie hasta baba y quejarse de que se pagan muchos impuestos, o viceversa

Unos queremos que el Estado tenga el tamaño estrictamente necesario para garantizar la igualdad de oportunidades en sentido lato. Otros prefieren renunciar a parcelas de libertad personal a cambio de que papá Estado sea grande y hermoso y le provea.


Saludos

Dyhego dijo...

Don Tato:

El caso es que cuando leo esos artículos suyos en los que defiende la libre competencia y la igualdad de oportunidades, y critica las subvenciones estatales porque son una forma de esclavitud, estoy bastante de acuerdo.
Por otro lado, también afirma usted que estamos muy lejos de la libertad las libertadas citadas más arriba (competencia y oportunidades).
En el caso que nos ocupa, la disminución del número de cursos en determinado grados, lo veo como un tejemaneje para hacer negocios semipúblicos y semiprivados.
Si se acorta en un año los grados ¿es porque muchos de los contenidos que se estudian no sirven? ¿se van a repartir esos contenidos en dos o tres cursos? ¿o esos contenidos van a pasar a ser estudiados en los másteres? El primer supuesto parece lógico, vamos a podar conocimientos inútiles. El segundo supuesto exigiría al estudiante un plus de rendimiento, pero tampoco sería una catástrofe. El tercer supuesto es más polémico. Si se van a impartir conocimientos necesarios ¿por qué se quita un año de grado? Si son conocimientos de profundización y/o especialización, eso ya es otra historia. Después de estudiar una carrera, siempre hay que ponerse al día y para eso el mercado o la administración o los sindicatos promueven cursos, cursillos, jornadas, seminarios y toda esa panoplia de ampliación del saber.
Éste último supuesto también lo veo razonable y lógico.

Bueno, ya no me extiendo más. Gracias por su paciencia al contestarme. Espero no haberle molestado con mis contradicciones, mis visceralidades o mi falta de rigor.
Como decía aquél, sólo sé que no sé nada (y en mi casa a “calderás”).

Un saludo.

Er Tato dijo...

Usted no molesta. Encima que participa... Faltaría más.

Un dato objetivo. Antes de Bolonia había Ingenierías técnicas y diplomaturas, todas de 3 años. Y las estudiaba mucha gente que no continuaban estudios universitarios, salían suficientemente preparados para ejercer y hoy son magníficos profesionales que, mientras trabajaban, iban especializándose cada vez más, e incluso a los 25 o 30 años, se planteaban hacer un segundo ciclo, algún máster de los de antes o cursos de especialización mientras trabajaban y se los pagaban de su bolsillo.

Otro dato objetivo. La situación mayoritaria en Europa, con la que normalmente nos comparamos, es de grados de 3 años, siendo la situación española una anomalía.

Y otro dato objetivo. La CRUE, los mismos que ahora han votado una moratoria a la aplicación de lo que no tienen obligación de aplicar, que ya hay que ser inconsistente, ya dijo en 2006 que podría optarse por una posición más flexible, con grados de 4 y de 3 años -página 1-, exactamente lo mismo que les negó en su día el gobierno de Zapatero y les ofrece hoy el gobierno de Rajoy.

Ahí tiene más información para sus reflexiones.

Saludos

Dyhego dijo...

Don Tato:
Lo he leído, que conste.
¿Un café descafeinado, que ando de los nervios...?

Er Tato dijo...

Un poquillo tarde ya, pero ahí va ese cafelito...

Saludos