jueves, 16 de mayo de 2013

Mientras al menos nos quede mortadela...

Hay quienes se niegan a aceptar que la recesión sea el proceso natural tras el desmadre del endeudamiento, como lo es el cólico tras unos días de yantar exagerado. Ya sé que a muchos economistas, más preocupados por que no se les entienda para así parecer más sabios, les jode eso de que algunos de sus colegas ilustremos escenarios macroeconómicos con los comportamientos de una economía doméstica, salvando lógicamente las distancias. Pues que les joda. O mejor, que se jodan.

Cuando una economía ha estado creciendo a base de pedir prestado de manera exagerada, haciendo crecer la economía financiera sin base real, llegará un momento en que esos créditos no estarán respaldados por bienes o servicios que puedan convertirse en dinero para devolver lo prestado. Y entonces las fichas de dominó caen, dejan de pagarse los créditos no respaldados por riqueza real, y la economía financiera tiene que desinflarse para ajustarse a la economía real. Y resulta obvio que durante ese proceso hay que decrecer. Lo contrario significaría que seguiríamos enfermos, que no nos estamos curando.

Cuando una familia se gasta todo lo que gana con su trabajo -no ahorra-, se compra un BMW y una casita adosada en un buen barrio, lleva a sus hijos a colegios privados, contrata un par de chachas y come jamón todos los días porque los bancos le dan todo el dinero que necesita con el único aval de los bienes que compra con esos créditos, esa familia aparenta ser rica, pero no lo es. Su riqueza neta -lo que tiene menos lo que debe-, es muy inferior al valor real de los bienes que poseee, pues debe gran parte de lo que tiene. Mientras pueda pagar los créditos, la bola no se detiene, e incluso podrá seguir endeudándose. Pero si algún día sus ingresos se resienten, como no ha ahorrado y vive al límite, o tendrá que dejar de pagar algún crédito, lo que supondrá entrar en una espiral peligrosa -deja de pagar parte de un crédito, los bancos empiezan a desconfiar de él, dejan de refinanciarle algunos créditos que le vencen, eso supone inclumplir otros créditos, más desconfianza...-, o tendrá que empezar a llevar a sus hijos a un colegio público, cambiar el BMW por un utilitario, mudarse a un pisito y empezar a comer mortadela. En definitiva, tendrá que empobrecerse para ajustar su economía financiera a su economía real. Lo cual tampoco es tan dramático teniendo en cuenta que nunca fue rico y que lo bailao ya no se lo quita nadie.

Algunos plantean que a esa familia se le sigan dando créditos -políticas de estímulo, dinero gratis...-, para evitar la recesión, sin asumir que la recesión es parte de la cura. Otros pensamos que una parte del crecimiento artificial que se ha producido en algunos países, de la riqueza aparentemente creada, debe desaparecer porque sólo existe en los apuntes contables.

De todas formas, siempre nos quedará la mortadela...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que últimamente cada entrada de este blog es como un señor muy enfadado dando lecciones a los demás. Quizá sea verdad, quizá este señor sepa mucho; pero este tonillo de cabreo constante no invita al sosiego, a la discusión tranquila. Tan cargado de verdad está este Tato, que nunca aparecen por aquí las razones del oponente. Menudo liberal...

Er Tato dijo...

Pues puede que tengas razón, Anónimo. Sobre todo en lo de que nunca aparecen por aquí las razones del oponente.

Por cierto, ¿y tus razones?

¡Me cachis...! Ya me ha salido otra vez ese tonillo de señor enfadado y sabihondo... Disculpa hombre.

Saludos