Digan lo que que digan, a los empresarios no les gusta el libre mercado. Y es normal. El ser humano es egoísta y ambicioso por naturaleza. Si por ellos fuera, intentarían que sus respectivas empresas pudieran fijar el precio de venta de sus productos, o la cantidad que venden, o los salarios que pagan. Vamos, que de monopolios y monopsonios iría la cosa y, de hecho, de eso va en algunos sectores.
Pero seamos justos. Una de las diferencias entre buenos y malos empresarios es que los primeros aspiran legítimamente a dominar el mercado con esfuerzo e innovación, y los segundos con trapicheos y maniobras orquestales en la oscuridad. Por eso, porque el libre mercado, allá donde exista, anda siempre amenazado por empresarios sin escrúpulos y gobernantes liberticidas, el Estado tiene que ser firme y contundente en su labor de árbitro, de garante de las reglas del juego.
Y para muestra, un botón.
7 comentarios:
Pero lo más curioso es que los (pocos) escrúpulos son ingobernables, y en realidad deberían ser una variable más a considerar en el libre mercado; de hecho casi nunca son contemplados en los análisis económicos de los economistas liberales. Tú lo tienes claro y lo dices, lo cuál te honra, pero hay muchos liberales a ultranza que pasan de puntillas sobre asunto tan peliagudo.
Un abrazo, para no perder la costumbre.
Bueno, poeta, ya sabes que yo soy un liberal tocapelotas que va por libre. ;-)
Un fuerte abrazo
P.S.: Y otro para Gonzalo, al que ya supongo curado de sus amagos, ¿no?
Gracias, ahí estamos poco a poco, mañana volvemos al médico a ver qué tal sigue.
Entre Zapatero que se va, los que vienen y las dos botellas de vodka, ya miro al futuro con más optimismo.
Coño, Panduro, pásame el vodka y el optimismo que acabo de leer el manifiesto ese de la juventud sin futuro. ¡Cuánto daño ha hecho papá Estado! Y algunos de los firmantes -¿jóvenes sin futuro?-, no tienen desperdicio. Por cierto, pongo el enlace bien, que el tuyo no funciona.
Saludos
Es lo que tiene el vodka: va bien para el optimismo, pero regular para poner enlaces.
Dicen que el que invita a un tabernero, ni tiene vergüenza ni tiene dinero. Ahí llevas el vodka.
Tu no hagas caso de lo que digan y trae p'acá el vodka, que voy a poner unas avellanitas americanas para acompañar...
Saludos
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