viernes, 8 de abril de 2011

¡Ay, qué cosas tiene mi Casado...!

Así habla el señor Antonio Casado en su columna habitual.

"La apuesta de Aguirre es un atajo más para la creación de castas, por si no hubiera bastantes en el vigente orden político y social. Me parece aberrante que un gobernante promueva la exploración de atajos hacia la desigualdad desde la base, desde la escuela -el instituto, en este caso-, donde se aprende (conocimientos) pero también se educa (valores) para la vida."

Por si el señor Casado no se ha enterado aún, que ya tiene edad, las personas somos todas desiguales, y espero que sigamos siéndolo. El salto mortal desde la igualdad de oportunidades hasta la igualación por abajo como elemento de justicia social y equidad es de una bajura y una bajeza intelectual difícilmente igualable.

"La discriminación positiva de los más capaces desde el punto de vista académico es, a sensu contrario, una trasnochada recuperación del pelotón de los torpes [...] Al formar ese Bachillerato de la Excelencia contribuye a perpetuar la diferencia en favor de los mejor dotados. Y no al revés, a favor de los más cortos de sifón, hasta lograr su reinserción en las dinámicas de grupo, donde nos socializamos y, entre otras cosas, aprendemos del ejemplo de los mejores."

Es que los mejor dotados son diferentes, señor Casado. Podemos negarlo, mirar para otro lado o impedir que lo sean privándoles de los medios para que desarrollen todo su potencial. Los peor dotados también son diferentes, pero a esos no los negamos, ni miramos para otro lado, sino que les reconocemos su derecho a disponer de todos los recursos posibles para que desarrollen todo su potencial. ¿Cuándo ha empezado a ser un estigma en este país ser brillante o trabajador, o ambas cosas a la vez, hasta el punto de negarles a unos lo que le reconocemos, con toda justicia, a los otros?

Uno -saludos a Ridao y su Trapiello-, nacido de familia humilde y obrera, es lo que es porque tuvo la suerte de poder estudiar cuando el mérito y el esfuerzo discriminaba positivamente a los más capaces. No hace mucho, la igualdad de oportunidades, el mérito y el esfuerzo eran los pilares fundamentales de la izquierda en la que yo me reconozco. ¿Cuándo han dejado de serlo, señor Casado? ¿En qué momento ha empezado a ser loable que el Estado impulse que los alumnos alcancen su máximo potencial cuando ese potencial es limitado y a ser despreciable que lo haga cuando ese potencial es excepcional?

Por cierto, señor Casado, no sé si su sectarismo le permitirá opinar lo mismo de lo que el PSOE decía en la página 138 -gracias Panduro-, de su programa electoral de 2008: "Impulsaremos un programa de alto rendimiento académico dirigido a los estudiantes con mejores resultados en las distintas áreas de conocimiento."


6 comentarios:

Panduro dijo...

Antes me leo el programa electoral que el artículo de Casado.

Cuando va a la tertulia de Carlos Herrera, se nota que el resto de tertulianos ya no le toman en serio. Incluso le toman el pelo a cuenta de su contorsionismo dialéctico y sectarismo. Ahora, que el tío a lo suyo, ni se inmuta. No sé si es que no se entera, o que ya tiene las tragaderas dadas de sí.

Elisa dijo...

¡Ay! Tato, ayer no se me cortó la digestión del desayuno cuando iba al insti escuchando las noticias porque no me había dado tiempo a tomar nada. El señor Lucas hizo toda la demagogia de mundo con esta noticia. No es solo que yo esté bastante de acuerdo con lo que tú dices, es que todos esos políticos que se rasgan las vestiduras suelen llevar a sus niños a la privada o a la concertada. En un sistema que ya de por sí tiene dos redes que alimentan la desigualdad (vamos a ver, si yo vivo en Torreblanca ¿qué posibilidades tengo de llevar a mi hijo a un concertado?) se rasgan las vestiduras por una desigualdad que no va a depender del sueldo del papá y del barrio donde vivo, sino de mi capacidad y de mi interés. Si vieras el desaliento que produce ver chavales trabajadores, inteligentes y deseosos de aprender aguantando durante cuatro años las interrupciones de los compañeros o las repeticiones de los mismos contenidos una y otra vez porque es imposible avanzar dejando atrás al 80 por ciento de la clase. Por cierto, la consejera de Educación de la comunidad de Madrid se defendió estupendamente de las preguntas torticeras que le hizo el señor Lucas. Yo he visto el alivio que supone para algunos chicos salir de su barrio y marchar a centros donde dejan de ser bichos raros y encuentran a otros compañeros que también tienen interés por una formación más exigente que la papilla. Ah, y que no se llamará así, pero en la propia Sevilla hay un centro público, dependiente de nuestra muy socialista comunidad autónoma, en el que se imparte un bachillerato que recibe el nombre de internacional y que es un centro de élite, ni más ni menos que el que quiere crear doña Espe.
Quería haber escrito una entrada al respecto, pero tengo pocas ganas, sobre todo por la mala leche que me entra con estos temas.
Yo he visto, con mis propios ojos, en la también muy socialista delegación de educación de Sevilla, como llegaba el señor inspector de la zona este con los listados de alumnos que entraban en los concertados y cómo todos los enchufados que trabajan allí se arremolinaban en torno de su oronda figura a ver si sus hijos se habían librado de la condena de los centros públicos. En mi vida he visto tanta hipocresía.

Er Tato dijo...

No seas sectario, Panduro, chiquillo... ;-P

Hombre, es cierto que Casado es bastante sectario, pero a veces, aunque sólo sea por ir siempre en la misma dirección, acierta en sus apreciaciones. Ya sabes, como lo del reloj parado, que al menos un par de veces al día marca la hora exacta.

Saludos

Er Tato dijo...

Bueno, Elisa, pues muchas gracias por escribir un comentario tan de primera mano. Y por perder un poco de tu tiempo en la taberna. Entiendo que a los que sois del gremio os entre la mala leche porque a mí, sin serlo, tanta manipulación y estulticia me produce hasta vergüenza ajena. Y el problema es que a los únicos que perjudica es a los chavales que, con su esfuerzo y talento, aspiran a lo máximo, y no pueden hacerlo porque unos cuantos imbéciles acomplejados han decidido que eso es de derechas o de fachas o de vete tú a saber qué.

Besos

Panduro dijo...

Para que el que haya leido a Casado se le pase el mal trago: Ignacio Camacho

Er Tato dijo...

Sin duda alguna, un buen enjuague bucal, Panduro.