Dice hoy El País que "los grandes grupos tributan el 6% del beneficio y el resto paga el 15%", y lo afirma haciendo referencia a "la última memoria de recaudación tributaria".
Pues bien, eso es simplemente mentira. Y se encargan de desmentirse a ellos mismos en el gráfico que publican en ese mismo artículo, que subtitulan, esta vez sí correctamente, como "Tipo efectivo de grandes grupos consolidados sobre resultado contable".
Verán, las empresas tributan en el Impuesto de Sociedades (IS) español por los beneficios obtenidos en España, y son esos beneficios con sus correspondientes ajustes por deducciones los que componen la Base Imponible (BI) del impuesto. Pero los grandes grupos de empresas, a diferencia de las empresas individuales más pequeñas, suelen tener una intensa actividad internacional, por lo que su resultado contable (RC), que se compone de la suma de los beneficios obtenidos en cada uno de los países en los que opera y en los que pagan sus impuestos, suele ser muy superior a los beneficios obtenidos en España.
Si ustedes van al apartado "ANÁLISIS PARA GRUPOS CONSOLIDADOS" del cuadro 3.6, página 47, de la última memoria de recaudación, que es de donde afirma el autor del artículo haber obtenido los datos, podrán comprobar que en 2013, el RC total de los grupos consolidados -beneficios en España más beneficios en otros países-, asciende a 81.195 M€, de los que sólo 30.247 M€ se han generado fiscalmente en España. Esas empresas han pagado en 2013 en España 4.853 M€ en concepto de Impuesto de Sociedades, que supone un tipo efectivo del 19,6% sobre los beneficios generados en España y un 6% sobre el resultado contable, es decir, sobre los beneficios generados en todos los países.
Si ustedes suben un poquito en ese cuadro, verán que para las empresas que no son grupos empresariales y que, por tanto, suelen tener menos actividad internacional, el tipo efectivo del Impuesto de Sociedades es del 21,8% y sobre el resultado contable del 14,9%, superior al 6% de los grupos de empresa porque la proporción de beneficios generados en España sobre el resultado contable es muy superior.
En resumen, que el periódico miente descaradamente y manipula los datos para que parezca que las grandes empresas apenas pagan impuestos en España. Para justificar que paguen tan poco, afirman que "los grupos consolidados tienen un abanico de opciones para rebajar su factura fiscal. Desde la deducción por gastos financieros, que permitía desgravarse los intereses de los préstamos entre empresas del grupo, a la libertad de amortización, fondo de comercio, deducciones por pérdidas de valor de participadas extranjeras...", sin mencionar en ningún momento que ese tipo efectivo es tan bajo porque está calculado sobre el total de los beneficios del grupo, sobre el resultado contable total, y no sobre el beneficio generado en España, que es como debe calcularse.
Pues bien, eso es simplemente mentira. Y se encargan de desmentirse a ellos mismos en el gráfico que publican en ese mismo artículo, que subtitulan, esta vez sí correctamente, como "Tipo efectivo de grandes grupos consolidados sobre resultado contable".
Verán, las empresas tributan en el Impuesto de Sociedades (IS) español por los beneficios obtenidos en España, y son esos beneficios con sus correspondientes ajustes por deducciones los que componen la Base Imponible (BI) del impuesto. Pero los grandes grupos de empresas, a diferencia de las empresas individuales más pequeñas, suelen tener una intensa actividad internacional, por lo que su resultado contable (RC), que se compone de la suma de los beneficios obtenidos en cada uno de los países en los que opera y en los que pagan sus impuestos, suele ser muy superior a los beneficios obtenidos en España.
Si ustedes van al apartado "ANÁLISIS PARA GRUPOS CONSOLIDADOS" del cuadro 3.6, página 47, de la última memoria de recaudación, que es de donde afirma el autor del artículo haber obtenido los datos, podrán comprobar que en 2013, el RC total de los grupos consolidados -beneficios en España más beneficios en otros países-, asciende a 81.195 M€, de los que sólo 30.247 M€ se han generado fiscalmente en España. Esas empresas han pagado en 2013 en España 4.853 M€ en concepto de Impuesto de Sociedades, que supone un tipo efectivo del 19,6% sobre los beneficios generados en España y un 6% sobre el resultado contable, es decir, sobre los beneficios generados en todos los países.
Si ustedes suben un poquito en ese cuadro, verán que para las empresas que no son grupos empresariales y que, por tanto, suelen tener menos actividad internacional, el tipo efectivo del Impuesto de Sociedades es del 21,8% y sobre el resultado contable del 14,9%, superior al 6% de los grupos de empresa porque la proporción de beneficios generados en España sobre el resultado contable es muy superior.
En resumen, que el periódico miente descaradamente y manipula los datos para que parezca que las grandes empresas apenas pagan impuestos en España. Para justificar que paguen tan poco, afirman que "los grupos consolidados tienen un abanico de opciones para rebajar su factura fiscal. Desde la deducción por gastos financieros, que permitía desgravarse los intereses de los préstamos entre empresas del grupo, a la libertad de amortización, fondo de comercio, deducciones por pérdidas de valor de participadas extranjeras...", sin mencionar en ningún momento que ese tipo efectivo es tan bajo porque está calculado sobre el total de los beneficios del grupo, sobre el resultado contable total, y no sobre el beneficio generado en España, que es como debe calcularse.
De esta forma, es comprensible que un trabajador medio, que paga impuestos hasta por respirar y que no tiene la posibilidad de profundizar en la veracidad de según qué noticias, se indigne cuando lee que las grandes empresas sólo pagan un 6% de sus beneficios. Y así anda el personal, indignado y cabreado a todas horas y votando a cualquiera que le prometa el cielo.
Que la prensa, de un lado y de otro, se dedique a desinformar y manipular al personal, dice muy poco del papel que se espera de ella en una democracia. Y que los líderes políticos se hagan eco de manera tan acrítica de aquellas noticias que le vienen bien para mantener siempre calentito a su rebaño, dice mucho de esta mediocre democracia que nos está tocando sufrir.
4 comentarios:
Es cierto que si dedicáramos un tiempo a informarnos, la posibilidad del engaño y la manipulación descendería. Por este lado sólo cabría un "mea culpa" en lugar de lanzarnos a las redes sociales (ese lugar tan...bueno, tan) y comenzar a disparar con alegría ante lo primero que se mueva. Bueno, ya se dispara también a lo estático.
Sin embargo, también es cierto que deberíamos tener prensa y políticos en los que poder confiar hasta tal punto de que, si no quisiéramos indagar, la información la pudiéramos dar por válida. Y aquí volvemos...bueno, rectifico: no volvemos porque siempre hemos estado en el mismo sitio. Así que nos encontramos en el espectáculo -desolador- y la duda -inquietante-: ¿la información u opinión de prensa y políticos es sesgada por desconocimiento o lo es por interés? Es aquello del político que nos dice que se ha enterado por la presa y del que nosotros, al final, no sabemos si preferir que sea un corrupto o un tonto.
No saldremos de este bucle. Ese es el drama. Y el drama es letal.
Un abrazo.
Bueno, Juanma, en el asunto del artículo soy consciente de que es complicado que alguien sin conocimientos económicos se percate del matiz. No se le puede exigir al ciudadano que sepa de todo, pero hay otras muchas cuestiones, no tan especializadas, en las que el ciudadano medio podría hacer más y no lo hace. De ahí el patético y masivo sectarismo que padecemos en este país. Es cierto que uno puede decidir usar parte de su tiempo de ocio en estar más y mejor informado, o emplearlo en irse de copas, jugar a la Play o ver Sálvame. A mí, de las tres alternativas, la primera es la que me parece más instructiva. En todo caso, es una elección individual y legítima. Pero no olvidemos que, hoy por hoy, todos los votos valen lo mismo y algunos pensamos, aun a riesgo de que se nos etiquete de fascistas -fíjate qué simpleza en el insulto-, que no debiera ser así. ¿No decían los progres con pedigrí que la tierra es para quien se la trabaja? Pues la democracia también. El nivel de calidad de la democracia no la fijan los políticos, sino el pueblo que los elige. Y por eso, al gobernante de turno les gustamos cuanto más adocenados y hooligans, mejor.
Respecto de lo segundo que dices, absolutamente de acuerdo. Pero mientras no tengamos una prensa seria y rigurosa -no olvidemos que para que ello sea así se requiere de un lector crítico y formado que la empuje a serlo-, al ciudadano no le queda otra que currárselo. Hace ya mucho tiempo que cuando leo o escucho determinados titulares, sean azules, rojos o verdes, de entrada, los pongo en cuarentena.
Y hombre, yo mantengo la esperanza de que salgamos de ese bucle, aunque es cierto que a lo peor yo no lo veo.
Un abrazo
¿Pues sabes qué, querido mío? Que mientras mantienes esa esperanza (con textura pueril, tal y como debe ser una esperanza en condiciones), podríamos un día dedicarnos a la segunda de las alternativas planteadas para el tiempo de ocio. Alternativa que también tendrá su punto instructivo si la uso para convencerte de que la esperanza en salir de ese bucle la tendrás que atar bien fuerte. No hay nada nuevo bajo el sol desde que aquel homínido al que tanto debemos decidió crear un idioma y descubrir el fuego mientras sus colegas de parranda continuaban copulando sin descanso y cazando animales tela de grandes y peligrosos. Viendo la tele, en una palabra.
Hombre, Juanma, copular y enfrentarse a bicharracos para alimentar la consecuencia de la cópula, dista mucho de estar tumbado en el sofá viendo Sálvame o a Juan y Medio. Dudo mucho que en aquella época, quien se quedase tumbado en el sofá, sobreviviera muchos años. En ese sentido, la especie ha empeorado, porque hoy en día, tumbado en el sofá y votando la opción adecuada, se puede vivir y copular más que dignamente, y algunos, incluso de puta madre. A las pruebas me remito.
De todas formas, con unas copas de por medio, me dejo convencer de lo que haga falta, aunque sólo sea por la diversión de intentar convencerte después a ti de lo contrario de lo que me has convencido.
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