martes, 18 de agosto de 2015

De transparencias, despelotes y despendoles

Resulta entretenido curiosear por la Base de Datos Nacional de Subvenciones que el gobierno puso en marcha a raíz de la Ley de Transparencia. Es una lástima que sólo contenga las subvenciones de la Admministración General del Estado y sus organismos, aunque a partir del 1 de Enero de 2016 va a resultar mucho más divertido porque se incluirán las subvenciones de las Comunidades, diputaciones y ayuntamientos. Y entonces sí que nos vamos a reir. Por no llorar, claro.

En esa página pueden buscar mucha información. Incluso pueden exportarla a una hoja de cálculo y procesarla como les venga en gana, aunque les advierto que contiene más de 700.000 registros y algunos de ellos incompletos. Quienes me conocen ya imaginarán que ayer anduve jugueteando con ella un buen rato. Y les adelanto algunas datos y curiosidades.

En 2014, la AGE se gastó en subvenciones más de 3.600 millones de euros -¡casi 600.000 millones de pesetas!-, de los que, por ejemplo, 375 se emplearon en ayudar a la industria automovilística a través de los planes PIVE, más de 107 millones a Air Europa, más de 26 millones a Telefónica, casi quince millones a Bankinter, siete millones a los supermercados Día, más de dos a Mercadona, casi dos millones a BBVA o a Banco Santander, casi doce millones a San Miguel, más de cinco millones a El Corte Inglés, y así sucesivamente. O multitud de subvenciones de entre tres y cinco mil euros para editar libros tan innovadores como "Caperucita Roja" o "Alicia en el país de las maravillas". O casi 55 millones para "amortización de largometrajes". Incluso 1,3 millones a una fundación dependiente del partido que soporta, en el amplio sentido del término, al gobierno actual y en la que, como ya se puso de relieve por aquí hace algún tiempo, la coherencia brilla por su ausencia.

En total, 706.842 subvenciones concedidas graciosamente por la AGE en 2014, a las que hay que sumar las que hayan concedido el conjunto de los niveles inferiores de la Administración Pública. ¿Se imaginan cuántos recursos y funcionarios se han utilizado para gestionar todas esas subvenciones? Pues sí, también eso nos lo ahorraríamos.

Debe haber gente a la que le parezca bien eso de que el Estado nos quite nuestro dinero, incluso a los que no compran coches, para repartírselo a los fabricantes de coches, o a las editoriales para publicar libros que nunca compraríamos, o a los bancos que después nos cobran por sacar dinero en los cajeros, o a los supermercados que nos cobran la comida que les compramos. Seguro que hay gente a la que le parece bien que el gobierno de turno decida a qué empresas privadas les reparte nuestro dinero, pero como yo soy un poco rarito, a mí me parece fatal que se usen nuestros impuestos para transferir renta de los ciudadanos al sector privado mientras se recorta en educación, sanidad o dependencia.

En fin, que les aproveche la transparencia que, de momento, sólo sirve para verle las vergüenzas al Estado. Y a algunos, para hacernos mala sangre.


2 comentarios:

Dyhego dijo...

Gracias por la información, como siempre.

Er Tato dijo...

No hay de qué.

Que la disfrutes... ;-)

Saludos