Como no soy sospechoso de haberle tocado las palmas a este gobierno, ni de no haber criticado que el presidente eligiera a una médica de ministra de Fomento o a una socióloga de ministra de Sanidad que está haciendo buena a su antecesora, ni de no haber pedido la dimisión de Rajoy apenas un mes después de su toma de posesión, puedo decir, sin que nadie me acuse de hacer leña del árbol caído, que la crisis del ébola no puede estar gestionándose peor, en el fondo y en las formas.
Dicho esto, que resulta evidente, habría que añadir que es igual de evidente que aquí hay más responsables, aunque resulte políticamente incorrecto decirlo. Ayer escribía en un tuit Ignacio Escolar -ya saben, ese periodista ampliamente reconocido por su objetividad-, que "el PP cumple el protocolo. En el Prestige, culpar al capitán. En el Alvia, al conductor. En el ébola, a la enferma".
Dar a entender que en esos tres casos los únicos culpables son los políticos, exonerando de toda responsabilidad al capitán del Prestige, condenado por desobediencia a la autoridad, o al conductor del Alvia, que circulaba por esa curva a más de 150 km/h y está imputado, o a la enferma de ébola que reconoce que se tocó la cara con el guante y que no le dijo nada sobre que había estado en contacto con un enfermo de ébola a su médico de cabecera cuando acudió a él con fiebre, es cuando menos mezquino, amén de manipulador.
No se trata de culpar a la enferma, que bastante penitencia -excesiva diría yo-, tiene ya con estar jugándose la vida, pero tampoco de solidarizarse con ella hasta el punto de olvidar que con su actitud irresponsable ha puesto en peligro la vida de muchas personas.
¿Que ha habido improvisación, que ha faltado formación al personal sanitario y medios materiales? Sin duda, ésa es una responsabilidad política y debiera serlo penal. Pero si lo que cuenta la prensa es cierto, nadie en su sano juicio podría afirmar que la auxiliar de clínica se infectó por falta de formación o de medios -cualquier persona, sin ser sanitario, sabe que tocarse la cara con un guante infectado es peligroso-, o que ocultó información relevante a su médico por ignorancia. Es más, lo razonable es pensar que lo primero, tocarse la cara con el guante, fue un descuido, quizás un exceso de confianza, un error que le puede pasar a cualquiera, pero ocultar información vital a su médico de cabecera parece más bien una decisión premeditada y consciente.
Dicho esto, que resulta evidente, habría que añadir que es igual de evidente que aquí hay más responsables, aunque resulte políticamente incorrecto decirlo. Ayer escribía en un tuit Ignacio Escolar -ya saben, ese periodista ampliamente reconocido por su objetividad-, que "el PP cumple el protocolo. En el Prestige, culpar al capitán. En el Alvia, al conductor. En el ébola, a la enferma".
Dar a entender que en esos tres casos los únicos culpables son los políticos, exonerando de toda responsabilidad al capitán del Prestige, condenado por desobediencia a la autoridad, o al conductor del Alvia, que circulaba por esa curva a más de 150 km/h y está imputado, o a la enferma de ébola que reconoce que se tocó la cara con el guante y que no le dijo nada sobre que había estado en contacto con un enfermo de ébola a su médico de cabecera cuando acudió a él con fiebre, es cuando menos mezquino, amén de manipulador.
No se trata de culpar a la enferma, que bastante penitencia -excesiva diría yo-, tiene ya con estar jugándose la vida, pero tampoco de solidarizarse con ella hasta el punto de olvidar que con su actitud irresponsable ha puesto en peligro la vida de muchas personas.
¿Que ha habido improvisación, que ha faltado formación al personal sanitario y medios materiales? Sin duda, ésa es una responsabilidad política y debiera serlo penal. Pero si lo que cuenta la prensa es cierto, nadie en su sano juicio podría afirmar que la auxiliar de clínica se infectó por falta de formación o de medios -cualquier persona, sin ser sanitario, sabe que tocarse la cara con un guante infectado es peligroso-, o que ocultó información relevante a su médico por ignorancia. Es más, lo razonable es pensar que lo primero, tocarse la cara con el guante, fue un descuido, quizás un exceso de confianza, un error que le puede pasar a cualquiera, pero ocultar información vital a su médico de cabecera parece más bien una decisión premeditada y consciente.
Cada palo debe aguantar su vela y reponsabilizarse de sus propios actos. Ser comprensivos y solidarios con quien se ha jugado la vida por salvar la de los demás es de bien nacidos. Cuestión bien distinta es serlo por razones ideológicas, partidarias o corporativistas.
8 comentarios:
Siempre viene bien un poco de cordura, don Tato.
Muchas gracias, Dyhego, por lo que me toca, pero ten cuidado, que llamarme cuerdo cuando emito opiniones políticamente incorrectas es peligroso. Igual te brota algún anónimo deslenguado en tu blog...
Saludos lluviosos
Su entrada está a la misma altura ideológica e "intelectual" que Jiménez Losantos, el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y toda la camarilla ultra de 13tv.
No ha salido de su cueva para dejarnos gotas de su cordura hasta que no encontró un culpable propiciatorio, que, de momento, no se puede defender de gente como usted.
Si lo que le preocupa es la defensa de ese "culpable propiciatorio", como usted la llama, quédese tranquilo. Más o menos el 99% del país la defiende y exculpa de toda responsabilidad.
En cuanto a mis opiniones, me alegro de que le sigan resultando tan interesantes como para leerlas todos los días y comentarlas de vez en cuando.
Saludos, artista
Buenas tardes Tato,
Me sumo a la incorrección política:
No es posible garantizar el riesgo cero en España, ni en ningún otro país, mientras no se erradique la epidemia en su origen.
Esto implica ayuda material y de personal en África.
No hacerlo es, en mi consideración, cobarde y mezquino; tanto como no repatriar a los españoles que lo soliciten.
Es obligación del Gobierno alertar y coordinar a todas las autoridades y servicios sanitarios implicados, así como poner a su disposición todos los medios necesarios para minimizar el riego de contagio.
También es obligación del Gobierno informar, sin alarmismos, pero claramente: no podemos garantizar el riesgo cero, por lo que es probable que se den nuevos casos de ébola en España.
En mi opinión, el Gobierno no está cumpliendo con sus obligaciones.
El ébola está destapando -otra vez- la ineptitud del Gobierno, y la mezquindad de muchos.
Saludos
De acuerdo con todo, amigo Panduro.
Y me quedo especialmene con tu última frase que lo resume todo: ineptitud de unos y mezquindad de casi todos.
Saludos
P.S.: Un placer leerte por aquí después de tanto tiempo.
¿Mezquindad? Sí, sobre todo la vuestra.
Hay que ver qué mal perder, chiquillo. Y qué riqueza de argumentos.
Se ve que lo de la tilde no le ha sentado a usted nada bien. Si al final va a resultar que hasta tiene sentido del ridículo...
Saludos picha
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