Ha dicho su ministro de Defensa que el presidente está sufriendo extraordinariamente. Pero sufre en silencio. Salvo una tímida petición de perdón casi obligada, con la misma emergencia y resignación con las que uno se tira un pedo en el autobús. Sólo silencio mirando de reojo. Ni una rueda de prensa urgente con preguntas y repreguntas. Ni una comparecencia en el Parlamento, sede de la soberanía según dicen.
Bemoles
Hace 21 horas
2 comentarios:
A ver si, con un poco de suerte, cuando vaya a la próxima misa en Santiago, se desvía el botafumeiro y le da en toda la cabezota...
Salu2 incensarios (que no incendiarios),don Tato.
Ponga usted un ribeiro, por favor.
Hombre, tampoco es eso, Dyhego... ;-)
Mejor te pongo un mosto fresquito del Condado, que hoy no ha venido el repartidor. Como es gallego, nunca se sabe cuándo va ni cuándo viene.
Saludos
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