miércoles, 23 de abril de 2014

Evocación

Mientras la impía lluvia borraba la rayuela, la chiquillería correteaba entre risillas nerviosas buscando los soportales que rodeaban el patio del monasterio. En el suelo, abandonados por la prisa, tejos coloreados, algunos trompos astillados, una muñeca de trapo empapada, el sonsonete casi litúrgico de los goterones sobre las losas... Un trueno devolvió al padre Julián al presente de un respingo, tan violento, que le obligó a apoyarse con urgencia en el bastón para permanecer erguido justo en el centro del patio del monasterio, ahora abandonado y en ruinas. El agua por los tobillos, la sotana pesada, los recuerdos húmedos, la vieja muñeca de trapo en el bolsillo...  


9 comentarios:

Dyhego dijo...

La nostalgia de un pasado sublimado por la cercanía de la muerte.
Saludos andaluces, que ahora ando por tu región.

Er Tato dijo...

Pues espero que te traten bien mis paisanos...

De momento, ahí va una manzanilla fresquita y unos langostinos de Sanlucar.

Saludos

Anónimo dijo...

Estamos en Baeza-Úbeda. Una maravilla. No tenemos wifi así wie ya publicaré. Saludos aceiteros. Qué disparate. Haay olivos hasta en los jardines.

Juanma dijo...

Yo veo mucha ternura en este micro que, por supuesto, tanto me ha gustado.

Lo de los olivos en la provincia de Jaén no se lo imagina uno, por mucho que lo sepa, hasta que está allí. Es impresionante.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bueno, y esta tontería sabe alguien de qué va...

Er Tato dijo...

Es curioso este género de los microrrelatos, Juanma. Uno los escribe, y el lector los reescribe. Sobre todo cuando quedan tan abiertos. Y si no que se lo pregunten al Anónimo éste, al que se ve que no le ha gustado nada de nada... o que, simplemente, ni se ha enterado ;-)

Un abrazo

Er Tato dijo...

¡Ay, Anónimo, qué cruz...! ¿Pero no habíamos acordado en Navidades que te ibas para no volver...?

Anónimo dijo...

Perdona, pero no te conozco, pasaba por aquí, y he preguntado. Sólo eso.

Er Tato dijo...

Pues si es cierto, peor me lo pones. Porque entrar en casa ajena y decirle a su dueño que ha escrito una tontería sin siquiera conocerle...