viernes, 1 de febrero de 2013

Esperando sentado...

Como decíamos ayer...

Que yo recuerde, lo único que ha dicho a cámara Rajoy sobre todo este asunto de las remuneraciones en negro es un tímido ¡sí hombre...! Y esto, en una respuesta medio robada a un periodista mientras subía -o eso parecía-, en una escalera mecánica. Y con esa boquita que pone, que nunca se sabe si está sorbiendo sopa o soplando una vela. O ambas cosas a la vez.

Cuando se está cuestionando la honorabilidad de un presidente de gobierno -y de paso se pone en jaque la credibilidad de un país con la que está cayendo-, no se entiende que no convoque inmediatamente una rueda de prensa y diga alto y claro: ¡Jamás, repito, jamás he cobrado un euro que no haya declarado a Hacienda! O mejor dicho, lo que se entiende de que no la haya convocado es lo que se entiende.


22 comentarios:

Zapateiro dijo...

Esto ya es el acabose.

José Miguel Ridao dijo...

Vivimos en un país de presuntos, incluyendo al ciudadano de a pie, que es presuntamente honrado.

Y no pasa nada, Tato. Un abrazo.

Er Tato dijo...

Eso, eso es lo que yo quiero, el acabose de una vez y a empezar de nuevo, porque a base de parches esto va cada vez peor...

Saludos

Er Tato dijo...

Al ciudadano de a pie no le queda más remedio que ser honrado. A la fuerza ahorcan, porque con una nómina ya me dirás...

Y no me vale aquello de que es el ciudadano el primero que tiene que ser honrado, que los políticos son sólo el reflejo de la sociedad de la que proceden, y bla, bla, bla. A un político cabe exigirle una honestidad y una capacidad muy por encima de la media. Faltaría más. Por eso yo me limito a ser un simple asalariado y no aspiro a ser político... Que ellos se apliquen también el cuento o apechuguen.

Abrazos cabreados

Panduro dijo...

¿Y si sí nos representan?

Er Tato dijo...

Representarnos nos representan, Panduro, porque así lo dice la Constitución. Imagino que quieres decir, ¿y si de verdad son nuestro reflejo? Yo no niego ese extremo. No niego que eso -y que les sigamos votando a pesar de todo-, pueda explicar sus comportamientos, pero lo que no estoy dispuesto a admitir es que los justifique.

Quien ejerza la noble actividad de la Política -que recordemos, es absolutamente voluntaria-, debe asumir que se le exija un plus de capacidad, preparación y honestidad respecto del común de los ciudadanos. Y no quejarse por ello ni sentarse en una esquina a lloriquear exigiendo el mismo trato que un ciudadano normal. Porque disfruta de unos privilegios que no son los de un ciudadano normal.

Saludos

Panduro dijo...

Claro que no es una justificación. Lo decía por si es una explicación, o parte de ella.

Saludos

José Miguel Ridao dijo...

Hoy he dado clase de Economía a cuatro grupos de bachillerato. En todos ellos al cabo de un tiempo ha habido algún alumno que me ha sacado el tema, pidiendo mi opinión. Se ha generado un debate interesante, y al final les he planteado lo siguiente: Suponed que sois políticos importantes, os llega un compañero hablando de un reparto de dinero en sobres. ¿Lo cogeríais? Puedes imaginar las respuestas. Tan solo un par de chicas modositas con poco futuro en la política protestaron su honestidad. ¿Dónde están la cantera?

Er Tato dijo...

Entendí lo que querias decir, Panduro. Y sí, es una parte de la explicación. Esa, y que el 90% de los votos en nuestro país son ideológicos y sectarios. Si premiamos con nuestro voto a un político guapo, ocurrente y populista aunque sea un inútil o un corrupto, ningún político que aspire a tocar poder estará motivado para ser lo contrario.

Saludos

Er Tato dijo...

Quizás inconscientemente has puesto el dedo en una de las llagas, Ridao. Tan solo un par de chicas modositas con poco futuro en la política protestaron su honestidad...

Honestidad= poco futuro en la política.

La cantera se renovará cuando dejemos de votar a Griñanes, Zaplanas o Zapateros. Cuando los que aspiren a ostentar cargos públicos electos se den cuenta de que la sociedad civil es exigente, y que está dispuesta a votar decencia y capacidad que, si coinciden con su ideología, miel sobre hojuelas, pero si no, no les dolerán prendas de votar contra su ideología si en ella no encuentran esa decencia y esa capacidad.

Yo he votado a casi todo el espectro político: PSOE, PSA, PA, IU, PP, UPyD... y pienso seguir haciéndolo, aunque haya poco donde elegir.

Saludos

Juanma dijo...

Pues yo no voto, querido, y así pienso seguir. Sólo voté una vez (¿lo he contado ya en la taberna? No lo recuerdo, si así fue tendría una copita de más en el alma): me voté a mí mismo, era la prehistoria de mi vida. Un amigo iba de cabeza de lista en el PA para las municipales. A pocas horas del cierre de las listas aún le quedaban algunos nombres por rellenar. Me pilló en un bar, siempre los bares, me pidió el favor, lo hizo de corazón y él creo que iba de buena fe con su intención política. A los amigos se le hacen favores. Y le dije que sí y luego me voté con todo el dolor de mi corazón.

Ya creo que tenemos suficientes datos como para confirmar que las huelgas no valen para nada o, al menos, sólo valen para parchear en lo que llega la siguiente huelga. Ya sabemos, también, que no hay opción política digna ni fiable. Ya sabemos, en definitiva, que todo es o se queda en agua de borrajas.

Bien, imaginemos el siguiente escenario: llega el domingo electoral, la fiesta de la democracia, ji, ji, ja, ja, pero nadie acude a depositar su voto. Sin mal rollo ni mamoneos, sin estridencias: nadie vota y punto. Todos, ese día, vamos al parque, al cine, nos tomamos una cervecita...damos de lado. Y luego, el lunes, a trabajar quien tenga esa suerte, a buscar trabajo quien no. Pero seguimos así, sin alterar el orden. Yo creo que esa protesta sí sería letal. Alguien se pondría muy nervioso.

No ejerzo mi derecho al voto, compadre. Me da que es el único camino para un cambio tan necesario.

Abrazos a la parroquia tabenaria.

Er Tato dijo...

Es una opción, querido Juanma. Tan democrática y legítima como la contraria. Pero no estoy de acuerdo en que ésa forme parte de la solución. Más bien al contrario, forma parte del problema. Ésa, y el voto ideológico por encima de la ética y la exigencia, son el problema mismo.

Yo prefiero votar. Y después irme al parque o a tomarme una cervecita. Quizás mejor esto último, que ya no tiene uno los pies ni la espalda para pisar mierdas de perro. Votar y exigir. Y mantenerme informado. Y volver a exigir. Y volver a votar. Y pisotear a los mierdas, aunque sólo sea con la palabra, que ya sabes, no tiene uno ya los pies ni la espalda...

Abrazos

P.S.: Pues no, no lo has contado en la taberna. Y sería una buena entrada para alguno de tus blogs moribundos... No sería el Manteca ese amigo, ¿verdad? Si lo ves algún día de estos arremangándose los perniles del alma para no manchársela con el serrín húmedo del retrete de cualquier tasca, dile que nos lo cuente cuando se lave las manos.

Juanma dijo...

Pero Tato, si ese exigir y volver a votar y exigir de nuevo y votar de nuevo....no soluciona nada (y ejemplos no nos faltan): ¿por qué no intentar lo que yo digo?

No termino de entender por qué dices que esa solución forma parte del problema, amigo.

Ay!...conversaciones de arreglar el mundo en lo bares...qué me gusta!!!

Anónimo dijo...

La derecha con su irrefrenable corrupción se ha cargado las finanzas del país. ¿Logrará cargarse algo más que el estado del bienestar?
(que hayas votado IU y ahora el PP, dan claras pistas de tu equilibro emocional)

Er Tato dijo...

Querido Juanma, caes en la misma falacia que los que afirman que la crisis que estamos sufriendo es consecuencia del neoliberalismo y del libre mercado. En el libre mercado habría entidades financieras quebradas, no habría empresas ni sindicatos ni patronales subvencionadas, ni habría horarios comerciales impuestos, ni el Estado fijaría los precios en algunos mercados... ¿De verdad puede un inexistente libre mercado habernos traído hasta aquí? Pero ese discurso es facilón y vende bien. Se compra bien y se vende mejor. Y sobre todo, permite a quienes aspiran a tener mucho poder, tenerlo. ¿Quién da mas? La libertad, amigo Juanma, es también responsabilidad sobre los propios actos. Cuando uno piensa que es más cómodo no asumir esa responsabilidad, no puede después quejarse de falta de libertad.

Pero volviendo al asunto. Dices que exigir y votar no soluciona nada, y lo ilustras señalando que no nos faltan ejemplos. De tu razonamiento parecería colegirse que durante todos estos años los votantes han exigido honestidad y capacidad a sus gobernantes, votando incluso contra sus ideales llegado el caso. ¿Pero realmente ha dido así? ¿Así fue en Valencia, cuando votaron a gobernantes corruptos? ¿Y así ha sido en Andalucía? ¿Y así fue con Zapatero? ¿Y en Cataluña? No, querido Juanma, al lugar al que hemos llegado no hemos venido por caminos de libertad, exigencia y honestidad. Por eso, porque ese camino no se ha recorrido, no se puede afirmar que nos haya traído hasta aquí. En cambio, el camino que tú propones, bajar los brazos pensando que eso ofenderá a quienes nos quieren con los brazos bajados, ése sí que nos ha traído hasta aquí.

Lástima que no estemos con el codo apoyado en una buena barra...

Abrazos

Er Tato dijo...

Si tú lo dices, Anónimo...

Saludos artista

Panduro dijo...

Sobre la comparecencia de Rajoy:

- Tendrá la credibilidad que sea, que es bien poca, por cierto; pero el que tiene que demostrar es el que acusa.

- Enseñar la declaración de la renta para demostrar que no ha cobrado en B, es como si enseñara el certificado de matrimonio para demostrar que no le ha puesto los cuernos a su mujer.

Total, que ná de ná.

Joé con el anónimo psicoanalista, cómo te ha calao... ;-)

Saludos.

Er Tato dijo...

Dos observaciones que firmo ahora mismo, amigo Panduro.

Y sí, el Anónimo éste tiene un ojo clínico... No sé qué perra ha cogido el chiquillo con que he votado al PP en estas últimas elecciones, que si lo hubiera hecho tampoco tendría problema en admitirlo. Debe ser que no leyó la entrada en la que dije que voté a UPyD. Claro, como no asimila la criatura... Cosas de la ceguera ideológica.

Saludos

Juanma dijo...

La libertad, querido mío, a la que tú y yo amamos y respetamos por igual, no es "también" responsabilidad sobre los propios actos. Es eso, sin más. Es condición sine qua non de la libertad la responsabilidad sobre los propios actos. De ahí que no se dé y de ahí su dificultad.

Y por supuesto que son mayoría los votantes "ciegos", los que no cambian el apoyo a unas siglas así los maten. Esto forma parte del problema del voto: la mayoría vota sin leer los programas y los programas, por otro lado, son lo que son: casi una nada en absoluto vinculante o una entelequia. ¿A cuántas personas conocemos que no votarían jamás a PSOE o PP -que esa es otra: o es uno o es el otro uno, no hay modo de salir de ahí- por pura tozudez ideológica -que en tantos casos ni siquiera es ideología bien formada, además-? Y desde esa premisa pregunto: ¿para qué entonces el voto?

Ni que decir tiene, por otra parte, que durante los cuatro años que median entre una elección y otra la fiesta de la democracia nos da un resacón de narices. Lo padecemos los ciudadanos, absolutamente ignorados hasta que llega el momento de una nueva campaña electoral.

Finalmente, compadre, no estoy de acuerdo en que la decisión de no votar suponga una bajada de brazos. Antes bien todo lo contrario: me aferro a mi idea de que es una buena opción y que es, para mí, otra forma de lucha o protesta. Nos quieren con los brazos bajados, cierto, joder si es cierto eso, pero no los bajo al no votar.

Y ponme otra copita, anda, a ver si en estas entra alguna mujer de buen ver...y optamos libremente por cambiar de asunto.

Un fuerte abrazo.

Er Tato dijo...

Sí, mejor hablamos de mujeres...

La Amy Martin ésa tiene que tener un buen rato de cháchara, aunque cuando se cabree también tiene que repartir buenas hostias... No sé si uno está ya para estos trotes, aunque desde luego, cultura no le falta...

Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Mariano es más de los de "dejad que se cansen". Resulta difícil encontrar a alguien con menos sangre.
Salud.

Er Tato dijo...

Pues esperemos que no llegue la sangre al río, Juan Carlos...

Saludos