jueves, 1 de diciembre de 2011

De estampitas y otros timos

Ayer se pusieron de acuerdo los poceros más importantes del mundo para echar agua al pozo, a ese agujero negro que no termina de llenarse. Los principales Bancos Centrales abrieron la espita de la pasta, pero no nos engañemos, sólo han comprado tiempo. Rescatado -¡otra vez...!-, el sistema financiero, si alguien cree que se va a reactivar el crédito, es que le acaban de endilgar un décimo premiado más falso que Alfredo Sáenz y Guerra juntos.

Mientras los bancos no reduzcan su endeudamiento -cosa que ocurrirá cuando sus deudores, Estado, empresas y ciudadanos, lo reduzcan también-, usarán esa pasta para equilibrar sus balances y no para (re)financiar a sus clientes. ¿Hasta cuándo? Pues hasta que no se destruya, por lo civil o por lo criminal, el enorme volumen de crédito sin contrapartida en la economía real que se ha creado en los últimos lustros, resultado de las suicidas políticas monetarias y fiscales de los Estados occidentales y sus brazos armados, los Bancos Centrales. 


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