Esta mañana escuché en la radio la campaña del IRPF de este año de la Iglesia Católica. No sé si también lo dijeron en campañas anteriores, pero lo cierto es que no lo había escuchado hasta hoy. Me refiero a la coletilla del anuncio, en la que afirman, tras animar a los contribuyentes a marcar la X a favor de la Iglesia, que "no tendrás que pagar más, ni te devolverán menos".
Por fin dicen toda la verdad, aunque sea de forma algo ladina e interesada, todo hay que decirlo. Hasta no hace mucho, el mensaje de la Iglesia a este respecto era que no es el Estado sino los contribuyentes que marcan la famosa X quienes financian a la Iglesia, a los que animaba y agradecía ese gesto. Ahora, ya reconocen que quien marca la X no paga más impuestos que quien no la marca. Y esto significa al menos dos cosas.
La primera, que piensan que si no se les dice a los feligreses que financiar a su Iglesia no les cuesta un euro, la mayoría no estarían dispuestos a soltar la mosca. Lo que dice muy poco del concepto que la propia Iglesia tiene de los suyos.
Y la segunda, que cuando los contribuyentes marcan la X, ese dinero lo pagamos a escote entre todos, entre los que la marcan y entre los que no la marcan. Porque sólo así sería posible que los primeros no paguen más que los segundos. Salvo que se trate de un milagro, claro.
Por fin dicen toda la verdad, aunque sea de forma algo ladina e interesada, todo hay que decirlo. Hasta no hace mucho, el mensaje de la Iglesia a este respecto era que no es el Estado sino los contribuyentes que marcan la famosa X quienes financian a la Iglesia, a los que animaba y agradecía ese gesto. Ahora, ya reconocen que quien marca la X no paga más impuestos que quien no la marca. Y esto significa al menos dos cosas.
La primera, que piensan que si no se les dice a los feligreses que financiar a su Iglesia no les cuesta un euro, la mayoría no estarían dispuestos a soltar la mosca. Lo que dice muy poco del concepto que la propia Iglesia tiene de los suyos.
Y la segunda, que cuando los contribuyentes marcan la X, ese dinero lo pagamos a escote entre todos, entre los que la marcan y entre los que no la marcan. Porque sólo así sería posible que los primeros no paguen más que los segundos. Salvo que se trate de un milagro, claro.
4 comentarios:
Don Tato:
Con esto de las propinas y limosnas, lo mejor es eso que dice la biblia de que la mano zurda no sepa lo que hace la diestras porque como nos pongamos a pensar... no abrimos la faltriquera, seguro.
Salu2 faltriquerosos y gintoniqueros.
Ya sabes, Dyhego, que a mí me gusta la franqueza. Por eso siempre le cuento a mi mano izquierda todo lo que hace la derecha y viceversa. Y hasta ahora nunca han llegado a las manos...
Saludos francos
Don Tato:
francamente, prefiero no saber (en muchas ocasiones, claro)cuando se habla de dádivas. Si marco la x de la iglesia pensando en que ese dinero puede ir a una escuela privada, puaes va a ser que no. Pero si marco la x de asuntos sociales y ese dinero va a costear una campaña publicitaria de igualación de lenguaje (edilas y edilos) pues va a ser que no.
¿Qué hago? Pues marcar lo que menos pesambre me dé.
Salu2 dadivosos.
Es lo que tiene permitir que el Estado administre nuestra solidaridad en lugar de que sean los propios ciudadanos los que decidan con qué causa deciden ser solidarios.
Sí, ya se que muchos dirán que si no lo hace el Estado, tampoco lo hará el ciudadano. Bien, hay pruebas evidentes de que eso no es así, de que la gente es realmente solidaria, y lo sería aún más si viera a su alrededor algo más de honestidad. De los políticos, pero también y sobre todo, de sus conciudadanos.
No obstante, hay quienes piensan que es únicamente el Estado -léase el gobierno de turno-, el que, mediante la coacción -léase impuestos-, puede conseguir que los ciudadanos seamos solidarios. Claro, que esos tienen un concepto un tanto extraño de la solidaridad, porque a la fuerza ahorcan. Y el Estado, y en su nombre el gobierno de turno, está encantadísimo con ellos.
Saludos
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