Resulta desconcertante comprobar que casi todos nos alegramos de que a unos bancos les metan un puro -y poco me parece-, por no competir entre ellos, o sea, por manipular el mercado, y que, simultáneamente, casi todos se queden tan panchos, e incluso se alegren, cuando es el Estado quien lo manipula.
¿Aplaudir al Estado cuando pretende garantizar la libre competencia y también cuando pone todo su empeño en destruirla? ¿Culpar y calificar despectivamente de neoliberales a quienes defendemos el libre mercado y jalear al tiempo las multas que persiguen garantizarlo? No sé yo si el personal tiene las ideas claras...
Claro, que habrá quien diga que no puede compararse una cosa con la otra, que cuando las empresas se ponen de acuerdo para hacer trampas y manipular el mercado, lo hacen exclusivamente en beneficio propio, para forrarse, pero que cuando lo hace el Estado, lo hace en beneficio de todos nosotros. ¿Seguro?
¿Aplaudir al Estado cuando pretende garantizar la libre competencia y también cuando pone todo su empeño en destruirla? ¿Culpar y calificar despectivamente de neoliberales a quienes defendemos el libre mercado y jalear al tiempo las multas que persiguen garantizarlo? No sé yo si el personal tiene las ideas claras...
Claro, que habrá quien diga que no puede compararse una cosa con la otra, que cuando las empresas se ponen de acuerdo para hacer trampas y manipular el mercado, lo hacen exclusivamente en beneficio propio, para forrarse, pero que cuando lo hace el Estado, lo hace en beneficio de todos nosotros. ¿Seguro?
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