Y allá que vamos todos, de mano en mano, como la falsa monea. De la mano invisible del libre mercado, con algún que otro dedo roto, a las regordetas y avariciosas manos del Estado manejado por políticos mediocres.
Cuando algunos se alegran de ese menos mercado y más Estado con el que el ínclito Pepiño sintetiza, en un alarde de concisión concetual, las conclusiones de la cumbre, no sé si se referirán a los ayuntamientos, que están arruinando a centenares de empresas y enviando al paro a miles de trabajadores porque no pagan sus deudas, o a las autonomías, que se gastan millones en prebendas y en cursos de formación que no sirven para nada con tal de dejar a esos trabajadores en el limbo de las estadísticas, o al Estado central, incapaz de tomar decisiones cuyos resultados vayan más allá de una legislatura, y el que venga atrás que arree.
Más Estado, más concentración de poder para los políticos, menos capacidad de control de los ciudadanos, menos libertad, más pesebre.
3 comentarios:
Dejar la economía en manos de Estados dirigidos por políticos como los que tenemos es una absoluta barbaridad, coincido contigo. Los mismos políticos que han mirado para otro lado mientras han podido y que, cuando se vayan, tendrán sueldos asegurados de por vida y, como bien dices, el que venga detrás que arree. Vaya panorama.
Lo de los Ayutamientos y el clientelismo buscado con la convocatoria y subvención de cursos, mesas redondas, jornadas,seminarios, observatorios municipales y simposios varios es de verguenza.
Hay verdaderos profesionales de la conferencia rellena huecos, como el que largó una sobre ¿E-recruitment? a una escuela-taller de jardinería. Sin anestesia, el caso era darla y de paso cobrar.
A más ver.
Es la clave. En Andalucía y diría que en toda España, gracias al Psoe, nos dan cursos a Personas con Títulos, pero eso sí PARADOS/AS, víctimas de los años setenta, para que inútiles "funcionarios/as enchufados/as" cobren el CURSO INÚTIL.
De acuerdo con Manupé:"Sín anestesia, el caso era darla y de paso cobrar". Ahí está también la clave. Y desde luego el/la que venga detrás que arre. Mis hijos/a ya lo están sufriendo.
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