Pregunta-. Se supone que cosas así (refiriéndose a la pedagogía pública) se aprenderán en Educación para la Ciudadanía.
Respuesta-. Bueno, soy escéptico al respecto de lo que una asignatura pueda enseñar en España. Luego el chico sale de clase, le pega una patada a un gato y a su padre no le parece mal.
Respuesta-. Inevitablemente. Otra cosa es que en España se asocie el liberalismo al conservadurismo, por ejemplo, cuando es su opuesto. La sociedad sostenible no puede resultar de la sola acción del Estado: es que no funciona.
Pregunta-. Y llegamos al estado de la Universidad española, donde tampoco parece que haya un caldo de cultivo para debates profundos...
Respuesta-.....Si la sociedad civil no quiere informarse, ¿de qué sirve que la Universidad profundice en el debate? Es difícil profundizar en ningún debate si das clase a estudiantes que no leen el periódico. ¡España es la sociedad con menor nivel de información política de Europa! Esa ignorancia implica que sus preferencias políticas están dictadas por impulsos emocionales, adscripciones dogmáticas, filiaciones familiares; todo, menos una evaluación serena de hechos y actuaciones. En una palabra: el simplismo de la opinión pública española es espeluznante. Tenemos una sociedad civil que no ejerce ningún control sobre el gasto público, ni sobre los medios de comunicación, públicos y privados, ni sobre la calidad de los productos a la venta, y así sucesivamente. España carece de opinión pública propiamente dicha.[....] Y ello se debe en gran medida a que la clase política ocupa demasiado espacio social. [....] Cuanto más espacio ocupa el sistema político, más depende la sociedad del mismo para funcionar, menos autonomía y libertad poseen los ciudadanos. Y mayor será entonces, necesariamente, el grado de corrupción. La sensación de impunidad con que se mueve el político español es asombrosa.