Actualmente, los pensionistas que tienen pensiones mínimas o no contributivas no pagan nada por los medicamentos, los que, fuera de esos supuestos, tienen unos ingresos de hasta 18.000 € pagan el 10% del precio de los medicamentos con un tope de 8,23 € al mes, los que tienen ingresos desde 18.000 € hasta 100.000 € pagan el 10% con un tope de 18,52 euros al mes y los que ingresan más de 100.000 € al año, pagan el 60% con un tope mensual de 61,75.
Ése es el cuadro del copago para los pensionistas en nuestro país. Y a la nueva ministra se le ha ocurrido abrir el melón de la reflexión sobre si es o no razonable esa situación. Y claro, le han llovido hostias como panes. De los suyos, de los de enfrente y de los de al lado. Tantas y tan sonoras han sido las hostias, que la pobre mujer no acierta a quedarse quieta en un argumento y va de uno a otro dando saltitos nerviosos al estilo Chiquito para ver si consigue acertar con lo que los demás desean escuchar y se hace el silencio. Pobre mujer, ¡qué poca personalidad!
¿Y qué dice al respecto, por ejemplo, el PSOE? Pues que "no va a haber incremento de los copagos farmacéuticos a pensionistas porque el PSOE va a votar en contra de esa medida y eso tiene que pasar por el Congreso de los Diputados". Y también "que en España es necesaria una reforma fiscal en profundidad para gravar las grandes fortunas y rentas más altas, ahí es donde se puede introducir la progresividad del contribuyente de las personas jubiladas que cobran rentas más altas"
En román paladino, al partido socialdemócrata por excelencia -o eso dicen ellos-, de este bendito país le parece bien que quien ingresa 80.000 € al año pague lo mismo por los medicamentos que quien ingresa 19.000 €. O que quien ingresa 130.000 € pague como máximo al año el 0,57% de su renta mientras que el que ingresa 18.000 € paga el 1,23% de su renta.
La idea de la progresividad en la contribución de los ciudadanos al bien común que se maneja en ese partido -y en otros muchos de más a la izquierda-, resulta, como poco, incoherente. Parece como si la progresividad -que, por cierto, en nuestro país es ya escandalosamente progresiva, valga la redundancia-, sólo pudiera conseguirse por la vía de los impuestos y no por la vía de lo que el Estado le devuelve después en forma de bienes y servicios al ciudadano.
A apostillar esa idea sobre cómo se entienden estas cuestiones en ese partido viene, por ejemplo, la famosa y mal llamada gratuidad de los libros de texto en Andalucía, de la que ya hablábamos por aquí hace nada menos que nueve años, y que, por supuesto, ahí sigue, en la propaganda anual de Susana Díaz.
En fin, que a ver si va a resultar que, junto con Montoro -socialdemócrata por el lado de los ingresos-, se le ha colado a Rajoy en el gobierno otra socialdemócrata por el lado del gasto.
Ése es el cuadro del copago para los pensionistas en nuestro país. Y a la nueva ministra se le ha ocurrido abrir el melón de la reflexión sobre si es o no razonable esa situación. Y claro, le han llovido hostias como panes. De los suyos, de los de enfrente y de los de al lado. Tantas y tan sonoras han sido las hostias, que la pobre mujer no acierta a quedarse quieta en un argumento y va de uno a otro dando saltitos nerviosos al estilo Chiquito para ver si consigue acertar con lo que los demás desean escuchar y se hace el silencio. Pobre mujer, ¡qué poca personalidad!
¿Y qué dice al respecto, por ejemplo, el PSOE? Pues que "no va a haber incremento de los copagos farmacéuticos a pensionistas porque el PSOE va a votar en contra de esa medida y eso tiene que pasar por el Congreso de los Diputados". Y también "que en España es necesaria una reforma fiscal en profundidad para gravar las grandes fortunas y rentas más altas, ahí es donde se puede introducir la progresividad del contribuyente de las personas jubiladas que cobran rentas más altas"
En román paladino, al partido socialdemócrata por excelencia -o eso dicen ellos-, de este bendito país le parece bien que quien ingresa 80.000 € al año pague lo mismo por los medicamentos que quien ingresa 19.000 €. O que quien ingresa 130.000 € pague como máximo al año el 0,57% de su renta mientras que el que ingresa 18.000 € paga el 1,23% de su renta.
La idea de la progresividad en la contribución de los ciudadanos al bien común que se maneja en ese partido -y en otros muchos de más a la izquierda-, resulta, como poco, incoherente. Parece como si la progresividad -que, por cierto, en nuestro país es ya escandalosamente progresiva, valga la redundancia-, sólo pudiera conseguirse por la vía de los impuestos y no por la vía de lo que el Estado le devuelve después en forma de bienes y servicios al ciudadano.
A apostillar esa idea sobre cómo se entienden estas cuestiones en ese partido viene, por ejemplo, la famosa y mal llamada gratuidad de los libros de texto en Andalucía, de la que ya hablábamos por aquí hace nada menos que nueve años, y que, por supuesto, ahí sigue, en la propaganda anual de Susana Díaz.
En fin, que a ver si va a resultar que, junto con Montoro -socialdemócrata por el lado de los ingresos-, se le ha colado a Rajoy en el gobierno otra socialdemócrata por el lado del gasto.
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