Va a resultar interesante leerle las siguientes entregas a Eduardo Garzón sobre el supuesto mito de la inflación y la creación de dinero.
De momento, en esta primera, afirma que, ante la pregunta de qué pesa más, si un kilo de hierro o un kilo de paja, la gente responde siempre erróneamente por puro fanatismo disfrazado de ciencia. No por ignorancia, no, sino por !fanatismo disfrazado de ciencia! Y que ese mismo fanatismo lleva a afirmar que la creación de dinero genera inflación.
Al parecer, él habitó ese mismo fanatismo durante toda su carrera universitaria defendiendo que la creación de dinero generaba inflación. Hasta que vio la luz al cursar un máster en la Complutense de Madrid.
Según cuenta, allí empezaron a surgirle dudas sobre la relación entre la creación de dinero y la inflación. Por ejemplo, no entendía por qué, si los bancos privados crean dinero cuando dan un préstamo, nadie dice ni escribe que eso crea inflación.
¿Y tras terminar la carrera seguia sin entender eso? Cuando se habla de crear dinero hay que distinguir entre la creación de dinero real por parte de los Estados a través de los Bancos Centrales, que es a lo que vulgarmente se le llama imprimir dinero, y la creación de dinero bancario por parte de los bancos privados. El segundo método de creación de dinero, que es al que se refiere el señor Garzón, no tiene por qué crear inflación por la sencilla razón de que el dinero que se crea con un préstamo bancario se destruye cuando se liquida ese préstamo, creándose y liquidándose millones de préstamos todos los días. A lo mejor no le viene mal al señor Garzón echarle un vistazo a estos dibujitos animados.
Supongo que le viene bien defender que la creación de dinero sin base real es inocua para la economía y, con ello, justificar que el Estado pueda endeudarse todo lo que necesite pues, con imprimir billetes de vez en cuando, problema solucionado. Cuando la ideología afecta al rigor científico dice muy poco de la honestidad intelectual de quien así actúa.
De momento, en esta primera, afirma que, ante la pregunta de qué pesa más, si un kilo de hierro o un kilo de paja, la gente responde siempre erróneamente por puro fanatismo disfrazado de ciencia. No por ignorancia, no, sino por !fanatismo disfrazado de ciencia! Y que ese mismo fanatismo lleva a afirmar que la creación de dinero genera inflación.
Al parecer, él habitó ese mismo fanatismo durante toda su carrera universitaria defendiendo que la creación de dinero generaba inflación. Hasta que vio la luz al cursar un máster en la Complutense de Madrid.
Según cuenta, allí empezaron a surgirle dudas sobre la relación entre la creación de dinero y la inflación. Por ejemplo, no entendía por qué, si los bancos privados crean dinero cuando dan un préstamo, nadie dice ni escribe que eso crea inflación.
¿Y tras terminar la carrera seguia sin entender eso? Cuando se habla de crear dinero hay que distinguir entre la creación de dinero real por parte de los Estados a través de los Bancos Centrales, que es a lo que vulgarmente se le llama imprimir dinero, y la creación de dinero bancario por parte de los bancos privados. El segundo método de creación de dinero, que es al que se refiere el señor Garzón, no tiene por qué crear inflación por la sencilla razón de que el dinero que se crea con un préstamo bancario se destruye cuando se liquida ese préstamo, creándose y liquidándose millones de préstamos todos los días. A lo mejor no le viene mal al señor Garzón echarle un vistazo a estos dibujitos animados.
Supongo que le viene bien defender que la creación de dinero sin base real es inocua para la economía y, con ello, justificar que el Estado pueda endeudarse todo lo que necesite pues, con imprimir billetes de vez en cuando, problema solucionado. Cuando la ideología afecta al rigor científico dice muy poco de la honestidad intelectual de quien así actúa.
Espero con expectación sus argumentos sobre por qué un crecimiento de la oferta monetaria por encima del crecimiento del PIB no crea inflación. Aunque, visto lo visto, no sé yo si este hombre tiene muy clara la diferencia entre base monetaria y oferta monetaria.
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