Hoy leía en la prensa un artículo de Plácido Fernández-Viagas hijo -nada sospechoso de derechón, por cierto-, en el que escribía cosas como éstas:
"Nuestra sociedad política está regida hoy día por las masas, el proceso de alargamiento del poder que se inició en 1789 ha llegado a su fin: todos los hombres son iguales, todos en consecuencia pueden elegir y ser elegidos. ¿Es justo esto? Indudablemente lo es, lo malo es que al final será la mediocre mayoría la que decida nuestros destinos."
El artículo completo lo tienen también en su blog. Y lo que escribe no es muy distinto de lo que decía, allá por el siglo XVI, el jesuíta Juan de Mariana en su libro "De Rege et regis institutione":
"La república, verdaderamente llamada así, existe si todo el pueblo participa del poder supremo, pero de tal modo y templanza que los mayores honores, dignidades y magistraturas se encomienden a cada uno según su virtud, dignidad y mérito lo exijan. Mas cuando los honores y cargos de un Estado se reparten a la casualidad, sin discernimiento ni elección y entran todos, buenos y malos, a participar del poder, entonces se llama democracia. Pero no deja de ser una gran confusión y temeridad querer igualar a todos aquellos a quien la misma naturaleza o una virtud superior han hecho desiguales"
Y para ilustrar la reflexión, nada mejor que escuchar la arenga de hoy de los capos sindicales.
"Nuestra sociedad política está regida hoy día por las masas, el proceso de alargamiento del poder que se inició en 1789 ha llegado a su fin: todos los hombres son iguales, todos en consecuencia pueden elegir y ser elegidos. ¿Es justo esto? Indudablemente lo es, lo malo es que al final será la mediocre mayoría la que decida nuestros destinos."
El artículo completo lo tienen también en su blog. Y lo que escribe no es muy distinto de lo que decía, allá por el siglo XVI, el jesuíta Juan de Mariana en su libro "De Rege et regis institutione":
"La república, verdaderamente llamada así, existe si todo el pueblo participa del poder supremo, pero de tal modo y templanza que los mayores honores, dignidades y magistraturas se encomienden a cada uno según su virtud, dignidad y mérito lo exijan. Mas cuando los honores y cargos de un Estado se reparten a la casualidad, sin discernimiento ni elección y entran todos, buenos y malos, a participar del poder, entonces se llama democracia. Pero no deja de ser una gran confusión y temeridad querer igualar a todos aquellos a quien la misma naturaleza o una virtud superior han hecho desiguales"
Y para ilustrar la reflexión, nada mejor que escuchar la arenga de hoy de los capos sindicales.
3 comentarios:
Qué raro que nadie te haya acusado de fascista por esta entrada.
Será que todo el mundo está de vacaciones.
Saludos.
Bueno, Juan Carlos, tampoco cuando decía estas mismas cosas, allá por 2007, me acusaban de fascista...ni de nada.
Es más, lo más probable es que ni entonces ni ahora importe demasiado mi opinión, pero yo voy a seguir dándola. ;-)
Saludos
P.S.: Tú también andas un poco perdido. O es que te has tomado unas vacaciones muy largas...
Nada de vacaciones, Tato. Mucho tarabajo e itinerarancia todo el verano.
Saludos.
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