Hay muchas maneras de medir la progresividad de un impuesto. La mayoría de los índices utilizados son técnicamente muy útiles para quienes se dedican profesionalmente a esos menesteres, pero poco intuitivos.
Aprovechando que la Agencia Tributaria ha publicado sus estadísticas de 2015 y que una gran mayoría de la progresía de cartón piedra no para de pedir a grito limpio que se aumente la progresividad del impuesto sobre la renta, analizaremos cuán progresivo es nuestro impuesto directo por excelencia, el IRPF. Y lo haremos empleando un índice casero, muy sencillo e intuitivo. Pero antes, empecemos por aclarar términos.
Cuando a alguien se le pregunta qué significa que un impuesto sea progresivo suele responder que la progresividad consiste en que paguen más los que más tienen o los que más ganan. Pero no. Porque en un impuesto proporcional -aquél en el que todos pagan el mismo porcentaje de su renta o de su riqueza-, paga más el que más tiene o el que más gana y, sin embargo, no es progresivo. Si el impuesto consistiera en un 10% de la renta, quien gane 15.000 € pagará 1.500 € y quien gane 90.000 € pagará 9.000 €. En ese ejemplo, quien más gana paga más -se cumple la premisa-, pero se trata de un impuesto proporcional en el que, por definición, la progresividad es nula. Una renta 6 veces mayor paga 6 veces más.
Pero el impuesto progresivo sobre la renta va más allá. Aplica un porcentaje mayor conforme mayor es la renta, por lo que quien más gana, paga más, no sólo en términos absolutos, sino también términos relativos. En el supuesto anterior, un impuesto progresivo consistiría en que la renta de 15.000 € pagase el 10% y la de 90.000 €, por ejemplo, un 15%. Esto supondría que la renta menor pagase 1.500 € y la mayor 13.500 €. Expresado en términos más gráficos, una renta 6 veces mayor pagaría 9 veces más. Identificaremos el grado de progresividad con el exceso que paga la renta mayor respecto de lo que pagaría si el impuesto fuera proporcional. Así, en este ejemplo, la progresividad sería de 3. Antes de seguir, hagamos un ejercicio muy sencillo al que deben contestar sobre la marcha, a partir de su concepto intuitivo de equidad. En ese ejemplo, asumiendo que el impuesto debe ser progresivo, ¿cuánto creen ustedes que debería ser esa progresividad? ¿creen que 3 es una progresividad razonable? ¿debería ser de 5, 7 o 10? Anótenlo antes de seguir leyendo.
Vayamos ahora a datos reales y tomemos de las estadísticas que acaba de publicar la AEAT dos tramos de renta similares a los del supuesto anterior. Por ejemplo, el de 12.000-21.000 € y el de 60.000-150.000 €. Para hacer los cálculos, tomaremos en cada tramo su valor medio calculado conforme a otras variables que también se ofrecen en las estadísticas -si alguien tiene interés en conocer cómo he calculado ese valor medio, sólo tiene que preguntar-, y que arrojan como resultado una renta media de 16.500 € para el primer tramo y de 83.000 € para el segundo. Si acudimos a esta tabla, comprobaremos que los contribuyentes del primer tramo han pagado una media de 1.590,41 € y los del segundo tramo una media de 23.225,19 €. O lo que es lo mismo, una renta 5 veces mayor ha pagado 14,6 veces más. Recordemos que en un impuesto proporcional hubiera pagado 5 veces más.
A la vista de los datos, ¿creen que es suficientemente progresivo nuestro IRPF? Cojan el papelito en el que apuntaron el grado de progresividad que les parecía razonable y respóndanse ustedes mismos.
Aprovechando que la Agencia Tributaria ha publicado sus estadísticas de 2015 y que una gran mayoría de la progresía de cartón piedra no para de pedir a grito limpio que se aumente la progresividad del impuesto sobre la renta, analizaremos cuán progresivo es nuestro impuesto directo por excelencia, el IRPF. Y lo haremos empleando un índice casero, muy sencillo e intuitivo. Pero antes, empecemos por aclarar términos.
Cuando a alguien se le pregunta qué significa que un impuesto sea progresivo suele responder que la progresividad consiste en que paguen más los que más tienen o los que más ganan. Pero no. Porque en un impuesto proporcional -aquél en el que todos pagan el mismo porcentaje de su renta o de su riqueza-, paga más el que más tiene o el que más gana y, sin embargo, no es progresivo. Si el impuesto consistiera en un 10% de la renta, quien gane 15.000 € pagará 1.500 € y quien gane 90.000 € pagará 9.000 €. En ese ejemplo, quien más gana paga más -se cumple la premisa-, pero se trata de un impuesto proporcional en el que, por definición, la progresividad es nula. Una renta 6 veces mayor paga 6 veces más.
Pero el impuesto progresivo sobre la renta va más allá. Aplica un porcentaje mayor conforme mayor es la renta, por lo que quien más gana, paga más, no sólo en términos absolutos, sino también términos relativos. En el supuesto anterior, un impuesto progresivo consistiría en que la renta de 15.000 € pagase el 10% y la de 90.000 €, por ejemplo, un 15%. Esto supondría que la renta menor pagase 1.500 € y la mayor 13.500 €. Expresado en términos más gráficos, una renta 6 veces mayor pagaría 9 veces más. Identificaremos el grado de progresividad con el exceso que paga la renta mayor respecto de lo que pagaría si el impuesto fuera proporcional. Así, en este ejemplo, la progresividad sería de 3. Antes de seguir, hagamos un ejercicio muy sencillo al que deben contestar sobre la marcha, a partir de su concepto intuitivo de equidad. En ese ejemplo, asumiendo que el impuesto debe ser progresivo, ¿cuánto creen ustedes que debería ser esa progresividad? ¿creen que 3 es una progresividad razonable? ¿debería ser de 5, 7 o 10? Anótenlo antes de seguir leyendo.
Vayamos ahora a datos reales y tomemos de las estadísticas que acaba de publicar la AEAT dos tramos de renta similares a los del supuesto anterior. Por ejemplo, el de 12.000-21.000 € y el de 60.000-150.000 €. Para hacer los cálculos, tomaremos en cada tramo su valor medio calculado conforme a otras variables que también se ofrecen en las estadísticas -si alguien tiene interés en conocer cómo he calculado ese valor medio, sólo tiene que preguntar-, y que arrojan como resultado una renta media de 16.500 € para el primer tramo y de 83.000 € para el segundo. Si acudimos a esta tabla, comprobaremos que los contribuyentes del primer tramo han pagado una media de 1.590,41 € y los del segundo tramo una media de 23.225,19 €. O lo que es lo mismo, una renta 5 veces mayor ha pagado 14,6 veces más. Recordemos que en un impuesto proporcional hubiera pagado 5 veces más.
A la vista de los datos, ¿creen que es suficientemente progresivo nuestro IRPF? Cojan el papelito en el que apuntaron el grado de progresividad que les parecía razonable y respóndanse ustedes mismos.
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