Dice el gobierno francés que el burkini no es compatible con los valores de Francia y de la República. Si mal no recuerdo, uno de esos valores es la Libertad.
Es éste un debate recurrente -ya reflexionábamos por aquí hace años sobre el velo o el burka-, y ciertamente polémico. No voy a repetir los argumentos que ya expuse en su momento en aquellas entradas o en los interesantes comentarios que suscitaron, pero sí me gustaría añadir alguna reflexión respecto del burkini, no muy distinta ni distante de las que vertí por aquel entonces.
Al parecer -y digo al parecer porque no me queda demasiado claro-, lo que se pretende con su prohibición es proteger la libertad individual de las mujeres. Veamos. Si la mujer afectada por la prohibición usa el burkini por convicción personal, por recato, por respeto a sus creencias, en definitiva, porque le da la gana, tal prohibición conculcará de manera inadmisible su libertad individual. Si usa el burkini por imposición de un tercero, lo que se conseguirá es que esa mujer no pueda ir a la playa y, además, no evitará que ese tercero siga vulnerando su libertad individual.
En definitiva, la prohibición del burkini empeorará la situación de todas las mujeres, tanto de las que lo usan voluntariamente, que haberlas haylas, como de las que no. Las primeras verán limitada su libertad individual. Las segundas, no sólo continuarán oprimidas por sus maridos o su entorno, sino que además tendrán que dejar de ir a la playa.
¿De verdad puede defenderse una prohibición que perjudica a todas las personas a las que pretende beneficiar? Como dice el refrán, el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.
Es éste un debate recurrente -ya reflexionábamos por aquí hace años sobre el velo o el burka-, y ciertamente polémico. No voy a repetir los argumentos que ya expuse en su momento en aquellas entradas o en los interesantes comentarios que suscitaron, pero sí me gustaría añadir alguna reflexión respecto del burkini, no muy distinta ni distante de las que vertí por aquel entonces.
Al parecer -y digo al parecer porque no me queda demasiado claro-, lo que se pretende con su prohibición es proteger la libertad individual de las mujeres. Veamos. Si la mujer afectada por la prohibición usa el burkini por convicción personal, por recato, por respeto a sus creencias, en definitiva, porque le da la gana, tal prohibición conculcará de manera inadmisible su libertad individual. Si usa el burkini por imposición de un tercero, lo que se conseguirá es que esa mujer no pueda ir a la playa y, además, no evitará que ese tercero siga vulnerando su libertad individual.
En definitiva, la prohibición del burkini empeorará la situación de todas las mujeres, tanto de las que lo usan voluntariamente, que haberlas haylas, como de las que no. Las primeras verán limitada su libertad individual. Las segundas, no sólo continuarán oprimidas por sus maridos o su entorno, sino que además tendrán que dejar de ir a la playa.
¿De verdad puede defenderse una prohibición que perjudica a todas las personas a las que pretende beneficiar? Como dice el refrán, el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.
6 comentarios:
Qué buenos fueron aquellos tiempos blogueros...nosotros, los de entonces, ¡ay!
Un fuerte abrazo.
(por cierto, ¿cómo es que no entiendes la frase quijotesca?)
Sí que lo fueron, sí. Pero lo de después está siendo sólo un paréntesis. Amenazo con volver a dar lustre a la taberna, que conste. Con más ficción, con más realidad, con más polémica, con más provocación. No sé cuándo. Imagino que cuando vuelva a resultarme divertido y apasionante escribir, cuando tenga cosas originales que contar, cuando tenga tiempo para hacerlo... Pero volveré. Seguro.
Lo de la frasecita de marras, pues verás querido Juanma, no deja de ser una cajita de colorines muy mona con sus lacitos y sus brillos, pero vacía. No dice nada, más allá de la estética de la retórica. ¿Qué quiere decir "la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura"? Y además, puesta en boca de Feliciano de Silva, justo antes de esta otra, "...los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza", y de las que el propio Cervantes afirmaba que "...ni las entendiera el mismo Aristóteles".
Según tengo leído por ahí -y de esto hace ya tiempo-, estudiosos de la obra hay que opinan que esas frases tan retorcidas y sin demasiado sentido no son más que una burla hacia los antiguos libros de caballerías y una manera de ilustrar la locura de don Quijote. Yo no lo sé porque no soy un entendido en la materia, pero mi instinto, o quizás mis limitaciones de comprensión lectora, me dicen que esa versión encaja. Yo, al menos, no termino de entender muy bien qué quieren decir. A lo mejor me estoy haciendo mayor o es sólo torpeza mía...
Un abrazo
En el caso que nos ocupó abajo. La razón (mi entender o entendimiento) de la sinrazón (la ley electoral de entonces y de ahora) que a mi razón (otra vez: mi entender o entendimiento) se hace, de tal manera mi razón (idem) enflaquece....que paso de mi entendimiento y paso de cambiar esa ley que mi razón considera injusta. Por la razón que sea, que en este caso es la del interés político. ¿No? Bueno, no sé. A lo mejor no :) Razono que está mal, pero mi razonamiento se enflaquece cuando a continuación considera que ese mal me hace bien.
Ea...condios!!!
Una servesita, plis.
Pues puede que tengas razón. Por lo menos en lo de la cervecita.
Ahí va una bien fresquita con una tapita.
Abrazos
El maldito gúguel me ha hecho una jugarreta y no me dejaba acceder a mi cuenta, borrando el comentario que había escrito. Lo siento.
Un saludo.
Feliz verano.
Un feliz verano, o lo que queda de él, para ti también, Dyhego.
Un saludo
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