miércoles, 30 de junio de 2010

De dineros, deudas y otras magias potagias

A lo mejor hoy consigo que entiendan un poco mejor lo que he intentado explicarles en alguna ocasión, a saber, que las reglas de juego de nuestro sistema financiero, buenas o malas, las fijan los gobiernos, y que ellos son los responsables últimos de los excesos que se cometan en ese mercado absolutamente intervenido.

Aquí les traigo cinco videos bastante didácticos que me he encontrado casualmente por la red, de los que les muestro el primero a continuación. Les aviso de que hasta más o menos la mitad del tercero, lo que se cuenta es absolutamente objetivo, pero que a partir de ahí, digamos que pecan de un cierto sesgo doctrinal, lo cual, en economía, es de lo más normal. Véanlos. Si quieren, claro.






martes, 29 de junio de 2010

Sin comentarios (IX)

"El Tribunal Constitucional ha avalado hoy la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña. Y lo ha hecho desde la absoluta legitimidad de la que goza el intérprete supremo de nuestra Carta Magna. Con total independencia. Con absoluta libertad en sus tiempos. Con total libertad en su procedimiento. Como corresponde a nuestro Estado de Derecho." (Mª Teresa Fernández de la Vega, 28-06-10)

"...el Tribunal Constitucional, por la autoridad que le confiere la Constitución de la Nación Española, ha decidido estimar parcialmente el recurso de inconstitucionalidad planteado por más de cincuenta Diputados del Grupo Parlamentario Popular contra la Ley Orgánica 6/2006, de 19 de julio, de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña..."(TC, 28-06-10, unas horas antes, o unas horas después, ¿quién sabe?, con total independencia, con absoluta libertad en sus tiempos)


domingo, 27 de junio de 2010

Qué será, será...

En esta ocasión estoy bastante de acuerdo con él. Lo que no sé es si él está de acuerdo consigo mismo o si se trata de la versión práctica de la militancia pura y dura. En todo caso, me alegro de que desde la izquierda oficial con denominación de origen se empiecen a decir cosas como ésas sin pudor ni complejos.


sábado, 26 de junio de 2010

De síndromes y otras tristezas

A raíz del tremendo drama ocurrido en Barcelona durante la noche de San Juan, se han multiplicado en televisión los reportajes sobre pasos a nivel con semáforos, pasos elevados para peatones o barreras para vehículos que son sistemáticamente ignorados por los usuarios. Circulan imprudentemente con las barreras bajadas, cruzan con el semáforo en rojo y surgen voces indignadas reclamando presencia policial en esos lugares y multas para quienes no respeten la señalización. De nuevo se le exige al Estado que nos tutele, que no nos permita cometer imprudencias, cuando la obligación del Estado debiera limitarse a advertir del peligro y poner los medios para poder sortearlo.

¿Cómo puede una sociedad tener un comportamiento tan infantil e inmaduro? Y no me refiero a quienes cometen voluntariamente una imprudencia en el uso de su libertad. Menos aún a quienes, por desgracia, esa imprudencia les cuesta la vida. Me refiero a esos ciudadanos que parecen sufrir un permanente síndrome de Peter Pan colectivo, que prefieren vivir eternamente protegidos de su infantilismo en lugar de asumir sus responsabilidades y las consecuencias de sus actos. Y nuestros políticos encantados, claro. ¿Qué tal si les regaláramos a ellos un eterno síndrome del nido vacío?


viernes, 25 de junio de 2010

Sin que sirva de precedente

Ya he dejado clara en varias ocasiones mi postura respecto de la prohibición del burka. Y la mantengo. Además, por una vez, ¡sorpresa!, estoy de acuerdo con la ministra Aído. Al prohibir el uso del burka pueden producirse dos situaciones: que la mujer lo lleve voluntariamente o que lo lleve impuesto por su familia. En el primer caso, se le estaría cercenando claramente su libertad individual. En el segundo, se la estaría condenando a permanecer encerrada en su casa, pues quien ostenta el poder de imponerle el burka, con toda seguridad puede imponerle su reclusión, lo que implicaría una penalización adicional a la víctima.

Queda pues patente que la prohibición implica en ambos casos una clara injusticia para la mujer. Y siendo así, ¿cómo puede defenderse esa opción?


Variaciones sobre un oculista con prisa (II): En un abrir y cerrar de ojos

¡Pedro, el oculista ha salido corriendo otra vez!, gritó histérica mi mujer desde la consulta. Abrí la puerta a tiempo de alcanzar a ver cómo se arrojaba por la ventana del segundo piso espoleado por el terror y envuelto en su bata blanca. Siempre que a Lola le tocaba revisión, ocurría lo mismo. En cuanto le dilataban la pupila, el pánico los paralizaba unos segundos y escapaban aterrorizados. Allá, en el fondo de ojo de aquel oscuro túnel ahora enorme, se apreciaba con tremendo realismo la tenebrosa escena del lienzo de su antepasado Valdés Leal, In ictu oculi. Extraño lugar para tan misterioso antojo.


(Dedicado a mi querido aguaó, un historiador de arte. Y del arte.)

jueves, 24 de junio de 2010

Leña al mono

A pesar de que muchos creen contradictorio ser liberal y defender la existencia del Estado, los que hayan leído algunos de los ladrillos de la taberna dedicados al asunto -por ejemplo, éste, y aquí una interesante y divertida réplica-, sabrán ya de mi postura al respecto. La existencia de fallos de mercado justifica sobradamente que el Estado establezca unas reglas de juego tendentes a corregirlos y a garantizar el libre mercado. Lo que yo llamo regulación, que no intervención.

Que una serie de oferentes pacten precios creando un cártel con el objetivo de obtener beneficios superiores a los que obtendrían en condiciones normales es uno de los pecados más graves que pueden cometerse contra el libre mercado. Por eso, que la Comisión Europea haya multado con 622 millones de euros a diecisiete compañías que habían pactado precios, me parece una fantástica noticia. Por cierto, a Roca le han caído 38,7 millones. Pa cagarse.


miércoles, 23 de junio de 2010

Variaciones sobre un oculista con prisa (I): El brillo de sus ojos

Pedro, el oculista, ha salido corriendo asomado a sus gafas de cerca y desarmando con la prisa el periódico que ojeaba cuando Lola ha entrado. Últimamente se pone nervioso al verla, con esos ojazos negros, limpios, brillantes. Aún recuerda la primera vez que acudió a su consulta, tan presumida y pagada de sí misma como hermosa, para comprar unas lentillas de colores. Ora unas verdes, ora unas azules, no, mejor estas violetas, como la Taylor, decía. Hasta que sufrió aquel accidente fatal con los prismáticos. Ahora, impaciente, lo acosa a diario para interesarse por el pedido de sus dos nuevos ojos de cristal de Swarovski.


martes, 22 de junio de 2010

Un Boyeur de la política

Siempre he pensado que, desde un punto de vista puramente objetivo, la política está mal pagada en nuestro país. Que un secretario de Estado, un director general, un presidente o un ministro ganen bastante menos que un directivo de cualquier mediana empresa, no es de recibo ni contribuye a que sean los más brillantes y mejor preparados los que nos gobiernen. Lo acaba de decir Miguel Boyer, que de la cosa de ganar dinero sabe un rato, aunque me temo que llega bastante tarde. Lo que él denuncia hace tiempo que es ya una realidad: en nuestros gobiernos -nacional, autonómico y municipal-, los analfabetos funcionales son legión.

Ahora bien, ¿está mal pagado un ministro o un diputado que no pasaría de ayudante administrativo en la empresa privada? Creo que ha llegado el momento de hincarle el diente a este asunto y plantear un mecanismo que permita acercar los ingresos de nuestros políticos a los que, con sus méritos y su capacidad, obtendrían en la empresa privada. Acercarlos por arriba y por abajo, por supuesto. Y ya metidos en harina, ¿que tal si mejoramos también la formación de los votantes?

En fin, que lo que ha dicho Boyer -por cierto, y dicho sin malicia alguna, ¡cómo se conserva el tío a sus 71 años!-, me ha traído a la memoria una antigua tapita de la taberna.


A ver quién se cansa antes

"Los mercados no acaban de tener confianza total en nosotros. Nosotros tampoco nos fiamos de ellos. En ese aspecto, las cosas están equilibradas. Pero ellos tienen el dinero y a nosotros nos falta, como consecuencia de su lujuria y avaricia. Cuando ellos, los mercados, nos exigen sacrificios, no están hablando de ellos; están hablando de nosotros. Los ricos no piden medidas de ajuste estructurales para los ricos; las piden para los que no lo somos." (Rodríguez Ibarra, El País)

No me cansaré de repetirlo tantas veces como la demagogia y la ignorancia militante insista en mostrar la lujuria y la avaricia de los mercados -imagino que se refiere a los financieros-, como causa de nuestros males. Porque ha sido nuestra lujuria y nuestra avaricia, no la de otros, la que nos ha llevado donde ahora estamos. ¿Alguien se imagina qué capacidad de influencia tendrían esos mercados sobre nuestras decisiones políticas y económicas si nuestro nivel de endeudamiento total estuviera en torno a la mitad del PIB en lugar de suponer casi cuatro veces aquél? ¿O si los gobiernos, que son quienes deciden la cantidad de dinero en circulación y fijan las reglas de juego, no hubiesen inundado de dinero barato los mercados y mirado para otro lado mientras los balances de algunas instituciones financieras se llenaban de mierda? ¿O si durante las dos últimas décadas nos hubiésemos dedicado a construir una economía basada en el esfuerzo y el capital humano? Han acertado: ninguna. ¿Entonces?


domingo, 20 de junio de 2010

¡Vaya tocho...!

Leo hoy una entrevista al líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, en la que afirma cosas como las que siguen. Por cierto, aquí tienen la entrevista completa para que contextualicen los extractos.

"...el giro que ha dado [el presidente] indica que no gobierna la acción política ni la económica; estamos al dictado de los mercados."

Claro, la dictadura de los mercados, la maldad ajena y la santidad propia. Eso a lo que llaman mercados -casi siempre con verbosidad despectiva-, no son más que prestamistas y acreedores que no tienen obligación alguna de prestarnos su dinero para refinanciar unas deudas que hemos adquirido voluntariamente. Subrayo, voluntariamente. Y repito, voluntariamente.

"Ha habido muchas manos [haciendo la reforma], incluso externas al Gobierno. No me ha gustado el gesto de recibir en Moncloa a gente que no ha pasado por el escrutinio de los votos, a modo de grandes asesores áulicos, esos a quienes se otorga la categoría de los 100 mejores economistas del país."

Hay que andar escaso de vergüenza y sobrado de ignorancia para llevar años condicionando la política económica del país sin representación democrática alguna y criticar que nuestro presidente se reúna con algunos expertos para conocer su opinión, reprochando precisamente que esa gente no haya pasado por el escrutinio de los votos. Simplemente patético.

"El decreto no limita tanto el poder sindical como deteriora las condiciones de trabajo, con una cada vez mayor individualización de las relaciones laborales."

Si no limita el poder sindical, ¿cómo una mayor individualización de las relaciones laborales puede deteriorar las condiciones de trabajo? Adaptar la retribución del trabajador a sus condiciones individuales -por ejemplo, su productividad-, con las suficientes garantías, ¿cómo puede ser malo?

"Los liberados sindicales trabajan más horas y no tienen retribuciones distintas del resto de los trabajadores. A veces, pierden su carrera profesional."

Bueno, demagogia por demagogia. Buscando información sobre la carrera profesional de Toxo, sólo he encontrado que empezó en Bazán con 15 años como aprendiz de electricista y que ahora es el líder de CCOO con un salario de más de 100.000 euros al año. Si alguien puede ampliar su curriculum profesional, bienvenida será la información.

Por último, aquí, aquí y aquí -pulsen sobre la imagen para ampliar-, tienen algunos datos interesantes que complementan una entrada de la pasada semana en la taberna.


jueves, 17 de junio de 2010

De donde no hay...(XIX)

Uno hace una pregunta retórica con carita de niño bueno y el otro contesta con verdades a medias, que son las mentiras peores. Nada nuevo bajo la brisa soleada de las primas a las renovables, el negro carbón subvencionado y la ineptitud a dos aceras. El modelo es, en efecto, una herencia del gobierno de Aznar, pero una herencia que Zapatero no supo o no quiso enterrar durante los años de bonanza económica de su gobierno. Ni asumió entonces que los ciudadanos debían pagar el coste real de la energía, ni impulsó una política energética que abaratase el coste y nos hiciera menos dependientes del exterior.

Y cuando uno ha decidido tras seis años de gobierno, no sólo no modificar el modelo heredado pudiendo haberlo hecho, sino agravar aún más sus nefastas consecuencias, no puede echarle la culpa al otro. ¿O sí?


miércoles, 16 de junio de 2010

El monstruo que hemos creado

Hasta que no cerremos las fauces del enorme cocodrilo -ver gráfico-, que hemos creado entre todos, no saldremos de ésta. Claro, que los keynesianos que han despertado al monstruo no opinan lo mismo y siguen erre que erre. Como el admirado -no por mí, desde luego-, premio Nobel Paul Krugman, neokeynesiano de pro, que allá por 2002 recomendó a Alan Greenspan crear una burbuja inmobiliaria para reemplazar a la burbuja tecnológica -"...Alan Greenspan needs to create a housing bubble to replace the Nasdaq bubble."-, y ahora escribe panfletos demagógicos y manipuladores los domingos en El País en los que afirma, entre otras cuestiones no menos falaces, que se está propagando la idea destructiva de que "es el momento de que los responsables políticos dejen de ayudar a los parados y empiecen a infligir dolor". Yo desde luego no he escuchado a nadie pedir tal cosa.

Por cierto, aquéllos que torticeramente deslegitiman las propuestas de los economistas que no previeron la crisis usando como único y exclusivo argumento precisamente ése, que no la previeron, que sepan que Paul Krugman no sólo no la previó, sino que pidió que se creara la burbuja que la ha originado, lo cual, obviamente, tampoco le deslegitima para hacer sus propuestas. Todo lo contrario. Siempre es interesante conocer la opinión de quien tanto se ha equivocado.



(Fuente del gráfico: Xavier Sala Martin)

¿Cinismo colectivo? ¡Y que lo digas!

Fíjense en lo que le dice un alto dirigente de un sindicato a sus delegados en una asamblea en Sevilla la semana pasada:

"Hay un cinismo colectivo muy grande y es: si negociamos convenios para todo el mundo, ¿por qué tienen que soportar el gasto [de la negociación] de esos convenios sólo los afiliados y afiliadas? Si negociamos expedientes de regulación de empleo, ¿por qué tiene que hacerse con economistas, con abogados o con sindicalistas que pagamos sólo y exclusivamente los afiliados y afiliadas?"

Hasta es posible que se esté creyendo lo que dice. Y, lo que es peor, que se lo estén creyendo los afiliados que le escuchan y que pagan religiosamente su cuota. Sería muy clarificador que los sindicatos -también los partidos y todo bicho viviente que se alimente de dinero público-, pusieran sobre la mesa sus presupuestos anuales. Ingresos por cuotas, ingresos por formación, ingresos por servicios prestados -cuando ganan un juicio, cobran un porcentaje de la indemnización del trabajador aunque sea afiliado-, subvenciones del Estado e ingresos en especie de la mano de obra gratis correspondiente a los liberados que pagan los empresarios, en definitiva, los contribuyentes, por el lado de los ingresos. Gastos en salarios de personal propio, gastos de infraestructura, gastos de formación y gastos de funcionamiento por el lado de los gastos. Tan sencillo como eso. A lo mejor, con la suficiente transparencia, hasta le dábamos un aplauso a este señor y las gracias a los afiliados por subvencionar con sus cuotas al resto de los trabajadores.

Por cierto, ahí va el video que me ha pasado un amigo. Impagable.





martes, 15 de junio de 2010

Que el demonio se exprese...

"...no todas las ideas son legitimas en democracia aunque se expresen al margen de la violencia. Por tanto, aquellos que ni condenan el terrorismo, ni renuncian a su proyecto totalitario no pueden estar en las instituciones"

Eso es lo que dijo ayer Aznar en un acto. Y yo me pregunto ¿por qué no son legítimas todas las ideas que se defiendan pacíficamente? ¿quiénes deben decidir cuáles son legítimas y cuáles no? ¿acaso no es totalitario prohibir ideas y coartar la libertad de expresión de quienes no piensan como nosotros? ¿y este partido se autodenomina liberal? Y un mojón. Como ya dijo Machado -gracias Panduro, por habérnoslo recordado-, por boca de un alumno de Juan de Mairena allá por el 36:

"En una república cristiana, democrática y liberal, conviene otorgar al Demonio carta de naturaleza y de ciudadanía, obligarle a vivir dentro de la ley, prescribirle deberes a cambio de concederle sus derechos, sobre todo el específicamente demoniaco: el derecho a la emisión de pensamiento. Que como tal Demonio nos hable, que ponga cátedra, señores. No os asustéis. El Demonio, a última hora, no tiene razón; pero tiene razones. Hay que escucharlas todas. "

Ya hablé de estos asuntos en varias ocasiones, así que disculpen que me repita.


lunes, 14 de junio de 2010

Invita la casa. Hoy: Hoy es mañana

Ayer domingo publicó El País un didáctico artículo que resume muy bien la situación económica de nuestro país y apunta el camino a seguir. Dice cosas como éstas:

"...la sociedad sigue sin ver la urgencia de la situación, principalmente porque nadie se lo ha explicado. Así, el entendimiento racional se sustituye por oscuras teorías de la conspiración, por una sensación general de injusticia e incomprensión..."

"Estas reformas no son caprichos arbitrarios de unos supuestos especuladores financieros. No. Son condiciones necesarias para que nuestros prestamistas y acreedores, que financiaron la expansión de la economía española entre 2000 y 2007, recobren la confianza en nuestra capacidad de pago y nos sigan prestando, algo que -no olvidemos- no están en absoluto obligados a hacer."

Léanlo entero. Si quieren, claro.


domingo, 13 de junio de 2010

La inmoralidad del mercado... ¿de quién?

Se oye permanentemente por ahí que es inmoral que los mercados -sea lo que sea que quieran decir con eso-, chantajeen a los gobiernos. Que los obliguen a tomar medidas que no quieren. Que tengan más poder que los legítimos representantes del pueblo. En fin, que quiénes son los mercados para decidir lo que deben hacer los gobiernos.

Como si una familia que estuviese gastando muy por encima de sus ingresos durante una década, pidiendo créditos al banco para el chalet, los dos coches y el crucero de todos los veranos, sin ahorrar, sin formarse para mejorar en su trabajo, sin tener un plan de contingencia por si acaso, llamara inmoral al banco que ha decidido no prestarle más dinero y quitarle la casa si no cambia inmediatamente el jamón por mortadela y el deportivo por el autobús. ¡Pero cómo se le ocurre decirle qué es lo que tiene que hacer en su propia casa! ¡Será desalmado!

Si los mercados financieros tienen el poder de dirigir las decisiones de los gobiernos es porque esos gobiernos les han concedido ese poder. Ni más ni menos. Permitiendo una expansión monetaria sin precedentes. Pidiendo prestado y derrochando a manos llenas. Mirando para otro lado ante los turbios balances de las entidades financieras y la falta de transparencia de determinados productos que tenían el derecho y el deber de regular. Presumiendo ante los ciudadanos de un espectacular crecimiento del PIB año tras año basado en los mismos pilares que ahora desprecian. Incitando a los ciudadanos a consumir y a endeudarse como si la fiesta nunca fuera a terminarse. Impidiendo con dinero público que el propio mercado se depure. Ayudando a quienes gestionaron mal, desincentivando de paso a quienes lo hicieron bien. ¿Quién es entonces el inmoral?


sábado, 12 de junio de 2010

¡Señor, sí, señor!

¿Dónde está el brillante Felipe González de los años ochenta? "Cuando las cosas van mal, militancia pura y dura", ha dicho. Absolutismo ignorante, disciplina boba, colectivismo intelectual. Algunos, como los vinos mal trasegados, empeoran con los años.


viernes, 11 de junio de 2010

De curvas y pichas reliadas

El miércoles llegué a tiempo a casa para alcanzar a escucharle a Griñan, en los últimos coletazos del debate sobre el estado de la Comunidad, una afirmación que me dejó perplejo. Como la escuché de refilón y bien pudiera ser que la entendiera mal, he esperado a que se publique el Diario de Sesiones. Y sí, la escuché bien.

"Mire, en lo de la subida de impuestos, yo no me creo para nada lo que aquellos llamaban la curva de Laffer, que bajando los impuestos —decían— subían los ingresos. Eso se ha demostrado que es mentira. Pero tampoco me creo lo contrario: que, subiendo los impuestos, suban siempre los ingresos. Hay un momento en que la subida de impuestos es tan disuasoria que se caen los ingresos."

Lo que indica la curva de Laffer, ésa que nuestro presidente Griñan no se cree para nada, es precisamente lo que él mismo confirma como cierto en su última frase: que hay un momento en el que la subida de impuestos es tan disuasoria que se caen los ingresos. Ni dice la dichosa curva que bajando los impuestos suban los ingresos -salvo, obviamente, que nos encontremos en el tramo decreciente de la curva-, ni que subiendo los impuestos, suban siempre los ingresos. En definitiva, que sí se cree "lo que aquellos llamaban la curva de Laffer". Por cierto, ¿quiénes serán aquéllos? Tampoco le vendrían mal a éste un par de tardes con Jordi Sevilla.


jueves, 10 de junio de 2010

¿Progresividad o injusticia?

Hay quienes consideran que la consolidación fiscal -para que nos entendamos, equilibrar gasto e ingreso-, puede hacerse ajustando los gastos sin subir impuestos, e incluso bajándolos. Y hay quienes consideran que es necesario "incrementar los ingresos y mejorar la recaudación y la progresividad fiscal".

¿Mejorar la progresividad? ¿Y eso qué es lo que es? Porque si con mejorarla quiere decir aumentarla, apaga y vámonos. Vaya por delante que soy un firme defensor de la progresividad fiscal -que, para quien no lo sepa, no significa que pague más el que más gane, sino que pague mucho más-, pero nuestro impuesto directo típico, el IRPF, ya es, a mi juicio, progresivo en exceso como para pretender "mejorarlo". Por ejemplo, si comparamos la cuota de un ciudadano con una base liquidable de 20.000 euros con la de otro cuya base sea de 60.000 euros -tres veces más-, éste último paga casi cuatro veces más que el primero. Si a eso le añadimos las rentas indirectas adicionales que obtiene aquél en forma de becas y otros beneficios sociales a los que el segundo no suele tener derecho, la progresividad puede rayar la injusticia.

Y por cierto, ¿qué tal un poco más de agresividad por el lado del gasto? Porque si fueran serios y honestos -¡esas risillas...!-, a lo mejor se llevarían la sorpresa de que hasta sería posible bajar impuestos y aumentar la inversión pública controlando el déficit.


miércoles, 9 de junio de 2010

No se puede ser más ignorante. ¿O sí?

"Las compañías telefónicas han hecho una inversión brutal capilarizando el territorio con fibra óptica. De toda esa inversión extraen un resultado extraordinario los navegadores, es como si se hiciesen autopistas sin cobrar peaje. Google, YouTube y las redes sociales tienen que ser conscientes de que esto no puede ser un negocio asimétrico." (Teddy Bautista, 09-06-10 en El Correo)

Pues no parece que a Telefónica le vaya nada mal con la demanda de líneas que los contenidos de internet está generando. ¿Venderían tantas conexiones sin esos contenidos? Pues eso.

Afirma que de esa inversión extraen un resultado extraordinario los navegadores, confundiendo esas aplicaciones gratuitas con los buscadores y los generadores de contenidos. Compara las líneas de comunicaciones con autopistas en las que no se cobra peaje. ¿Acaso Google, Youtube, las redes sociales y el vecino del cuarto no pagan religiosamente sus conexiones a las operadoras al precio que ellas marcan? Pues eso, so listo.


Cuanto antes empecemos, mejor

Usando datos de los propios sindicatos, dos millones y medio de empleados públicos han sido llamados a secundar la huelga de ayer. Si la jornada media anual de un funcionario es de unas 1.450 horas y la de un trabajador del sector privado de 1.760 horas, con salarios medios similares e incluso superiores en algunos casos, ¿por qué en lugar de bajar el salario a los funcionarios no se les amplía la jornada para hacerla equivalente a la del resto de los asalariados?Asumiendo que su productividad permaneciese constante, sobraría aproximadamente medio millón de funcionarios, que traducido a gasto supondría un ahorro anual del 20 por ciento del total del coste laboral actual.

Es obvio que en la práctica sería imposible hacerlo así, a lo bestia, por tratarse de unos derechos adquiridos cuya eliminación daría lugar a una cierta inseguridad jurídica, pero nada impide que las nuevas convocatorias de oposiciones puedan hacerse bajo un marco de relaciones laborales distinto al actual, lo que permitiría que dentro de algunas décadas las jornadas laborales medias de los sectores público y privado fueran equiparables. Todo ello, sumado al imprescindible recorte del volumen de empleados públicos que debería llevarse a cabo, daría lugar a un Estado bastante menos costoso sin reducir sus prestaciones. ¡Ea!, pues cuanto antes empecemos, mejor. ¿O no?


martes, 8 de junio de 2010

De partos, montañas y ratones

La reforma del mercado laboral es fundamental, no por sus resultados a muy corto plazo que, más allá del efecto confianza que pueda generar en los mercados, será prácticamente nulo, sino por sus efectos estructurales en el funcionamiento de la economía. Por eso, si finalmente nos quedamos en una reforma tenue, sólo para cubrir el expediente, lo vamos a pasar muy mal en el futuro. Ya lo apuntaron ayer en una nota de prensa los promotores del famoso manifiesto de los cien, del que hemos hablado en la taberna en varias ocasiones.

Abaratar el despido no debe ser un fin en sí mismo, ni siquiera es el elemento fundamental de la necesaria reforma, sino un instrumento que coadyuvaría a difuminar paulatinamente la dualidad de nuestro mercado laboral y a incentivar la movilidad funcional y geográfica. La reforma debería apostar fundamentalmente, aunque no sólo, por dos objetivos básicos. El primero, acabar con la dualidad del mercado laboral. El segundo, reformar la negociación colectiva para acercarla a la realidad de las empresas y que los salarios reflejen las variaciones de productividad de los trabajadores.

Los efectos de la reforma, cuando quiera que se haga, serán lentos. Y tanto más lentos cuanto más tacaña sea. Por ello, siendo grave haber perdido ya prácticamente dos años desde que se vislumbraba su perentoria necesidad, sería aún más grave que se concretara en un simple maquillaje. Esperemos que nuestro gobierno sea valiente y los ciudadanos razonables, aunque visto lo visto...


sábado, 5 de junio de 2010

Perico el de los barrotes

Nuestro presidente se ha comprometido a luchar "contra la piratería informativa y cultural", Pedro José, otro que se apunta, le hace la ola en un editorial de El Mundo de hoy -lo siento, sólo pueden leerlo si pasan por taquilla-, y a un colega bloguero le pasan cosas como ésta.

Ya verán cuando entre en vigor la denominada Ley Sinde.


viernes, 4 de junio de 2010

El examen

No dije que lo sabía. ¿Para qué? Ni me iba a creer ni yo lo pretendía. Estaba guapísima allí plantada, de pie, frente a mí, mientras la calidez de sus manos atravesaba mi camisa, indagaba a tientas en mi cuerpo. El pecho, la espalda, los muslos, las pantorrillas… Su pelo melocotón, su desnudez tantas veces sospechada, el jugoso aroma de su piel calando el vestido… ¡Cuánto había anhelado este momento! Un amor imposible, decían mis amigos. Cuando terminó de cachearme, la obviedad de mi entrepierna la ruborizó. Debió extrañarle que un alumno de sobresalientes sacara una chuleta con ese descaro. Apenas sentí el bofetón.


jueves, 3 de junio de 2010

A veces...

A veces uno se siente mal. Porque le gustaría poder llamar escoria a los especuladores con la reconfortante convicción que visten los que así los llaman. Porque desearía poder echarle la culpa a otros, a quienes sean mientras sean otros. Porque pagan justos por aparentes pecadores mientras los verdaderos pecadores fingen compungidos ser los justos.

A veces quisiera uno ser más simple. Porque no hay felicidad boba, sólo felicidad. Sin adjetivos.


miércoles, 2 de junio de 2010

¡Plaf!

La cena se enfriaba en la mesa mientras su paciencia agonizaba. No era la primera vez, pero nunca había tardado tanto. Se sirvió otro bourbon, el tercero, y cerró los ojos para aguzar el oído. Nada. Decían de él que era un poco maniático. ¡Bah!, pura envidia, pensó. Cuando intuyó su vuelta, asomó un ojo sin pestañear, le asestó un golpe seco con la mano de par en par y sonrió satisfecho a pesar del estropicio. Aplastada sobre el mantel, junto al cuenco derramado de caviar iraní, apenas si podía distinguirse la oscuridad impertinente de la mosca. Por fin, como todas las noches, podría cenar a solas.


Sin comentarios (VIII)


Fuente: Ministerio de Trabajo

martes, 1 de junio de 2010

¿De qué me suena...?

Siempre me llaman la atención las unanimidades. De entrada, me ponen en guardia. Estos días, con el asunto del conflicto generado por el ataque israelí a la flotilla supuestamente humanitaria se me ha venido a la cabeza aquello que escribió Reverte sobre el síndrome del Coronel Tapioca. También he recordado aquella histeria antiisraelí que tan certeramente describió Pilar Rahola -que sigue sin ser santa de mi devoción-, hace ya más de un año.

Por cierto, aquí les dejo la opinión de la señora Rahola. Por si quisieran conocer otro punto de vista alternativo al manual del progre.